EL MÁXIMO GALARDÓN DE LA LITERATURA EN CASTELLANO

Goytisolo, de pana

El escritor hablará sobre «la situación de España» en el discurso de recepción del premio Cervantes, donde irá vestido «como siempre»

Juan Goytisolo, ayer en Madrid.

Juan Goytisolo, ayer en Madrid.

JUAN FERNÁNDEZ / MADRID

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Mañana no veremos a Juan Goytisolo (Barcelona, 1931) vestido de chaqué para recoger el premio Cervantes de manos del rey Felipe VI. Rompiendo el protocolo, irá con su tradicional jersey de cuello redondo y su chaqueta de pana color tierra, como va siempre, como acudió ayer a un encuentro con la prensa a 48 horas del acto que le encumbrará en el Olimpo de las letras españolas, ante el que dijo sentirse «como un polizón en un trasatlántico», y cuya pompa no le animaba a ponerse «un disfraz» a sus 84 años. «Puestos a hacerlo, iría con chilaba», comentó con ironía.

El nombre del autor de Señas de identidad ha sonado varias veces para el Cervantes, pero siempre como opción más extravagante. Su condición de autor radicalmente crítico, incómodo con el poder y expatriado de los mentideros literarios por voluntad propia -vive en Marraquech

(Marruecos) y desde hace 58 años no ha pasado más de dos meses seguidos en España- le hacía ser visto como una figura tan respetada como distante. Por eso, según confesó ayer, su reacción fue de «sorpresa, más que de emoción» cuando el ministro de Cultura, Juan Ignacio Wert, le telefoneó en noviembre para comunicarle el galardón.

Tradición crítica

Escurridizo ante las citas solemnes, el escritor quiso dejar clara su verdadera postura en relación al Cervantes: «Alguien dijo en el pasado que yo rechazaría el premio. Es falso, sería como rechazar a Cervantes, pero tampoco he movido un meñique para lograrlo», afirmó, y añadió: «Lo que más me gusta del premio es ver la alegría de mis amigos y que a través de mí se está reivindicando a una tradición crítica que amplió los cánones del nacionalcatolicismo. Conmigo premian a Larra, Clarín, Azaña, Blanco White y Pi i Margall».

El secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, que tuvo que asistirle para superar sus problemas de audición -«antes estaba sordo como un biombo, ahora lo estoy como un tabique», dejó caer-, le presentó como «un heterodoxo», término que Goytisolo quiso modular. «Pertenezco a una generación de escritores que en pleno franquismo decidió hablar de todo lo que la prensa callaba. Simplemente, cumplimos con nuestro deber ciudadano», señaló.

Su obra ha estado siempre muy pegada al tiempo que le tocó vivir. En el discurso que pronunciará mañana, que prometió breve, hablará de «la situación de España», aparte de literatura. Respecto a las relaciones entre Catalunya y el Estado, Goytisolo se declaró «en contra de todos los nacionalismos, sean catalanes, españoles, vascos o árabes», y añadió: «Los relatos históricos de Catalunya y España son falsos, porque sólo toman unos elementos y rechazan los otros».

Feliz de ver que «la indignación ciudadana se está canalizando a través de nuevos proyectos políticos», Goytisolo declaró sentir «simpatía hacia Podemos» y celebró que Ciudadanos sea «una derecha civilizada que se desmarca del núcleo duro del PP reaccionario, que sigue aferrado a los cánones del nacionalcatolicismo». A cuento de los casos de corrupción que inundan los noticiarios, el escritor volvió a tirar de ironía y sentenció: «La noticia sería enterarnos que fulano lleva 20 años en un cargo público y no ha robado ni un céntimo». Mañana, en el discurso de entrega del Cervantes, más. Pero también de pana.