DOS NOMBRES ILUSTRES DEL JAZZ LOCAL

Gorka Benítez y David Xirgu exponen su alianza en Jamboree

El inseparable dúo presenta el disco 'A Marte otra vez'

Gorka Benítez y David Xirgu, fotografiados el viernes pasado en Barcelona.

Gorka Benítez y David Xirgu, fotografiados el viernes pasado en Barcelona.

ROGER ROCA
BARCELONA

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Gorka Benítez y David Xirgu empezaron a tocar juntos hace 17 años y no se han separado nunca. Desde que llegó de Nueva York a Barcelona en 1995, el saxofonista de Bilbao ha contado con el batería catalán para todos sus proyectos y discos. Solo ha faltado en uno,Fabou, pero es que en ese no había batería. En los dos únicos discos de Xirgu estaba, cómo no, el saxofonista vasco, y han formado equipo en muchos otros proyectos, como en el de la cantante Carme Canela o la banda de Martirio. Benítez y Xirgu son una de esas parejas que parece que vayan a durar toda la vida, hasta el punto que cuesta imaginar la personalidad artística del uno sin el otro. «Cuando pongo en marcha un proyecto nuevo, ni lo pienso. Doy por hecho que el batería será David», asegura Benítez. Empezaron a tocar en cuarteto, luego a trío y ahora forman un dúo, que hoy (20 y 22.00 horas) presenta el disco A Marte otra vezen el Jamboree.

La tradición del jazz de duetos de saxo y batería se escora hacia la improvisación y el free. PeroA Marte otra veztiene poco que ver con los explosivos dúos de John Coltrane y Rashied Ali, pioneros en este formato. «Esto ahora va a sonar pretencioso, pero no quería un dúo al uso, sino escribir piezas muy distintas que se sostengan de por sí, por derecho, solo sobre tambores y saxo. Quería explorar el poder de la melodía». La melodía, a menudo melancólica, ha sido siempre el punto fuerte de Benítez. Para reforzar la intención de cada pieza, el vasco entregó a Xirgu partituras repletas de recortes de revistas, frases sueltas, trozos de tela que indicaban humores, tonos y estados de ánimo. «Por supuesto, las guardo», dice el batería. «Él es bueno en estas cosas, en sugerir más que en dar instrucciones cerradas. Y en sorprenderte».

SONIDO DE GRUPO/ Xirgu está acostumbrado a las salidas inesperadas de Benítez. «Esta vez me dijo que quería grabar el disco en un estudio de un pueblo de Santander. Y que para que no fuese tan aburrido nos llevaríamos a un cocinero y a un fotógrafo. Me vinieron a buscar a casa en una furgoneta que estaba llena de sacos de patatas, de botellas de vino… Total, que no cabía la batería ¡y tuve que dejar uno de los timbales en Barcelona! Si lo piensas es de locos, pero una vez allí ves que ha valido la pena», dice Xirgu.

«Lo importante es el vivir. Cuando oigo a músicos me da igual si son superbuenos tocando o no. A mí dame un sonido de grupo. Dame una banda. Echo de menos buenas bandas», dice Benítez, que se declara admirador de Clarence Clemons, el saxofonista de Bruce Springsteen, fallecido el año pasado. «Sentí su muerte, ¿eh? Es que yo soy de Bilbao, y allí, Armstrong, Coltrane… ¿esos de qué juegan? Y de las primeras cosas que escuché fue a Springsteen con ese saxo tan peculiar que tocaba esas melodías tan chulas. Yo no tengo nada que ver con él pero fíjate, igual soy saxofonista porque le escuché a él antes que a Coltrane».