Exorcizar el pasado

CRÍTICA El lector se hastía hasta que llegan las extraordinarias páginas finales de 'El metal y la escoria'

RICARDO BAIXERAS

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La novela en manos de Gonzalo Celorio (México, 1948) se erige en un cajón de sastre a donde van a parar los ríos de la memoria familiar marchita por el paso del tiempo. El metal y la escoria quiere, con el juego de la ficción, exorcizar el pasado nada edificante de todo un linaje familiar del que el propio escritor forma parte. Si el sueño de la razón produce monstruos, el de la ficción produce un sinfín de recuerdos y objetos personales de los que se nutre el narrador para reconstruir «su historia» paterna: «La historia de la familia no la cuento, sino la escucho o, dicho de otro modo, la novela misma me la cuenta a mí, su escritor. La escucho, sí, como se han escuchado todas las historias familiares desde las épocas más remotas, de generación en generación, para que al pasado no se lo lleve el olvido».

El riesgo de una novela como esta radica en cómo delimitar la frontera entre historia personal (léase: autobiografía) y ficción. Si el privilegio de ese terreno híbrido estriba en el esfuerzo del narrador por dotar de sentido su propia leyenda, el debate -sin final- de una vida consigo misma se muestra como la piedra de toque que el creador debe acometer: Celorio lucha a brazo partido contra su propia sombra. El narrador ha sido capaz de edificar la historia familiar hasta el último detalle, se diría que hasta la extenuación, hasta el postrero objeto capaz dar cuenta de una mitología personal que se quiere familiar, de una historia individual que se quiere colectiva. Por momentos, el lector tiene la sensación que está de más, que la historia de los Celorio es tan particular que nada le atañe, que las páginas que va pasando dan cuenta de un mundo que no es el suyo. Por momentos, el lector se hastía ante el detalle familiar que muestra a las claras la línea de una saga que no es la suya. Por momentos, el lector percibe la genealogía como un juego cansino. Pero la novela avanza, impertérrita, narrando siempre de manera similar, por acumulación y con reiteraciones constantes, una historia de inmigración y exilio, de vueltas y revueltas entre México y España. Cuando se alcanzan las extraordinarias páginas finales sabrá que el narrador, como el lector, «se perderá en la inconmensurable ciudad de México sin que nadie sepa quién eres, ni tú mismo, porque no tienes una placa colgada al cuello como perro, que diga quién eres y dónde vives. Si es que vives. Si es que eres».

EL METAL Y LA ESCORIA

Gonzalo Celorio

Tusquets. 320 págs. 18 €