Godard en 3D sin 3D

Mirada cinematográfica  8La actriz Zoé Bruneau, en un fotograma de la película.

Mirada cinematográfica 8La actriz Zoé Bruneau, en un fotograma de la película.

NANDO SALVÀ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Jean-Luc Godard ha hecho una película en 3D. Nótese la ironía. Quizá el menos comercial entre todos los cineastas famosos, y un artista que hace ya tiempo decidió dar la espalda a narrativas convencionales, se ha apropiado del formato preferido por los fabricantes de sagas de superhéroes. Por ello, Adiós al lenguaje puede interpretarse como un acto de protesta, o de burla: un francés octogenario adopta la tecnología con la que Hollywood intenta evitar su propia obsolescencia, una tecnología que en las manos equivocadas ya está dando señales de agotamiento, y le da el uso más imaginativo jamás visto en la historia del cine para ofrecer un remolino deslumbrante de imágenes y capas visuales. Obviamente, Adiós al lenguaje necesita ser vista en 3D. Pierde mucho de su poder hipnótico despojada de ese formato.

Pues bien, la cinta se estrena este viernes en España en tres salas -Madrid, Barcelona (Boliche) y Málaga-, en ninguna de ellas en 3D. «Debido al rechazo de los exhibidores a proyectarla en su formato original, nos vemos obligados a presentarla en 2D», ha indicado en un comunicado la distribuidora de la película, Vértigo Films, que asimismo pide disculpas al espectador al considerar que «no era esa la intención original de su director».

Se trata de una circunstancia lamentable pero para nada sorprendente. Los propietarios de salas equipadas para proyectar películas en formato estereoscópico prefieren ocuparlas con títulos más comerciales y publicitados, que venden más entradas y palomitas, que correr riesgos con una obra radical que ha sido aclamada por la crítica y galardonada en el pasado Festival de Cannes -Premio del Jurado—, y cuyo director es uno de los artistas más influyentes de los últimos 60 años.

Godard ha explicado su atracción por el 3D diciendo: «Es un territorio donde no hay reglas». De hecho sí hay unas pocas -por ejemplo, no debe haber demasiada distancia entre los objetos del fondo y los del primer plano, ni más de seis centímetros de separación entre las dos cámaras utilizadas-- y, en Adiós al lenguaje, el que fuera pionero de la Nouvelle Vague las rompe todas. En el proceso, ofrece composiciones asombrosas, e hilarantes juegos de palabras superpuestas, e incluso cosas que nadie pensaba que pudieran hacerse: la imagen 3D de un trío de personajes se divide para crear dos imágenes 2D separadas cuando una de las cámaras se aparta para seguir a dos de los personajes mientras la otra permanece fija en el tercero, y las dos imágenes se funden de nuevo en una sola imagen 3D cuando los personajes se reúnen. Ser testigo de ese plano es presenciar las posibilidades del cine ampliándose para nuestro deleite. Durante el estreno de la película en Cannes, al final de esa escena, una sala enorme y rebosante estalló en una sonora ovación.