REAPARICIÓN DISCOGRÁFICA DEL TRÍO BARCELONÉS

Gente corriente a 220

Nueva Vulcano se reencuentra hoy con sus amigos y seguidores en la fábrica Fabra i Coats para estrenar el eléctrico y vigoroso 'Novelería'

Albert Guàrdia, Wences Aparicio yArtur Estrada, es decir, Nueva Vulcano.

Albert Guàrdia, Wences Aparicio yArtur Estrada, es decir, Nueva Vulcano.

NANDO CRUZ / BARCELONA

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Al cantante y guitarrista Artur Estrada lo puedes ver en el bar Cap Verd de Gràcia rebozando croquetas. Al batería Albert Guàrdia, haciendo de técnico del sonido en el Heliogàbal y al frente del sello La Castanya. Y el bajista Wences Aparicio pincha en el Sidecar. Juntos forman Nueva Vulcano, otro grupo en una ciudad llena de bandas. No obstante, el trío catalán ha aglutinado a su alrededor un sólido círculo de fans-amigos que no solo admira su cancionero sino también su forma de autogestionarse y de relacionarse con el público.

Este sábado estrenan su cuarto disco, Novelería, en la fábrica Fabra i Coats. Enchufarán sus instrumentos a la corriente y forzando los 220 voltios con el volumen al máximoempaparán el ambiente de una electricidad vigorizante. Así lo hacían ya Aina, el anterior grupo de Artur, cuando ensayaban en el sótano de una carnicería del mercado de la Barceloneta.

«Enchufarte a una guitarra eléctrica te hacía creer que podías hacer lo que oías en otros grupos», evoca Estrada. Uno de los que iba a aprender era Wences, su amigo del colegio, que tocaba en Shanty Rd. Y uno de sus fans, Guàrdia. «Vi Aina en Sabadell cuando estudiaba 4º de ESO», calcula. Desde que formaron el trío en el 2004, la electricidad es parte indisociable de su sonido. «Nunca nos hemos separado de la electricidad. Hemos hecho algún acústico pero no es lo nuestro», asume Estrada.

Coleccionando vivencias

Tras una década en activo, Guàrdia reconoce que «las experiencias que tienes yendo a sitios y conociendo a gente son cosas en las que no piensas cuando aprendes a tocar un instrumento, pero al mirar atrás te dices: ¡qué bien que empecé a hacer música!». En realidad, añade Estrada, «si no hiciéramos más discos ya no veríamos a toda esta gente que conocemos. Seguimos tocando para poder ir a comer a un sitio de Galicia, perdido entre pueblos, donde te sacan lo que hay», confiesa. «Hacemos algo que ha acabado adquiriendo un sentido más allá de la experiencia gratificante de tocar», remata Aparicio.

Nueva Vulcano colecciona amigos y vivencias, más que ventas o éxitos. «La gente se identifica con el grupo y eso nos hace crecer de una forma que no tiene que ver con ser técnicamente bueno o tener hits», apunta Guàrdia. Aparicio aporta una explicación: «La gente se hace suyas las canciones y hasta se identifica con ellas. Eso no nos pasaba cuando cantábamos en inglés en nuestros anteriores grupos». Sus letras, en efecto, están cada vez más apegadas a su entorno geográfico, la ciudad de Barcelona, y vital: sus amigos, familias...

El trío heredó de Aina su agenda de contactos y una capacidad para la autogestión entendida como una forma de «crear una red». «Nos montamos las giras, pero en cada ciudad conocemos a una persona en la que confiamos plenamente», aclara Albert. Y estos vínculos, incluso, «han hecho que no desaparezcamos del mapa pese a estar cinco años inactivos», apunta Artur. «En estos cinco años hemos crecido, al contrario de lo que le pasa a muchos grupos», detecta Guàrdia. «¡La gente no se ha olvidado de nosotros!», se congratula Aparicio. Y es cierto. Cuántos grupos matarían por mantenerse cinco años en silencio viendo como el cariño de su público no deja de crecer.

El concierto de Nueva Vulcano de hoy en Fabra y Coats se podría anunciar del modo más tontorrón: gente corriente enchufada a la corriente.