CONCIERTO EN MADRID

Genio excepcional

El británico Derek Paravicini es un reverenciado pianista profesional que ofrece recitales en todo el mundo a pesar de ser autista y ciego

Virtuoso 8El pianista Derek Paravicini, de 35 años, ayer, en Madrid, donde ofreció un recital.

Virtuoso 8El pianista Derek Paravicini, de 35 años, ayer, en Madrid, donde ofreció un recital.

OLGA PEREDA
MADRID

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Derek Paravicini no es una persona enferma. Simplemente, sufre un trastorno: es autista y ciego. También es una de las mentes musicales más brillantes del mundo. Paravicini, británico de 35 años, es un  extraordinario, original, virtuoso y reverenciado pianista.

No puede ver. Y el autismo severo que sufre le impide aprender y comportarse como la mayoría de las personas. Sin embargo, cuando apenas tenía 2 años se empezó a sentirse atraído por el piano. Con 5 años lo tocaba con las manos, los codos y la nariz. Fue entonces cuando se puso en manos de un profesor de música especializado en alumnos ciegos. Al principio, daban dos clases por semanas. Después, todos los días. A los 9 años, Paravicini ofreció su primer gran concierto en Londres. Y desde entonces -acompañado por su maestro- se ha recorrido el mundo dando recitales. Ayer, invitado por la Fundación Orange, se estrenó en España. Lo hizo en el auditorio del Colegio de Médicos de Madrid, que colgó el cartel de lleno.

Paravicini nació con 25 semanas de gestación. Pesó poco más de un kilo. Necesitó oxígeno para salir adelante y perdió la vista. A los pocos meses, su familia descubrió que tenía graves problemas de aprendizaje. Los médicos le diagnosticaron autismo. Desde que era un bebé, sentía una fascinación especial por la música y rápidamente el piano se convirtió en su aliado. «Cuando le conocí me quedé asombrado. Nunca había visto a nadie tocar el piano con tanto entusiasmo. Quería tocar todas las notas a la vez. Y eso que solo tenía 5 años. El reto fue enseñarle, así que nos lo tomamos como un juego. Yo tocaba una pieza y él tenía que repetirla. Si es una obra sencilla, él solo necesita oírla una vez. Si es más complicada, tiene que estar unas horas escuchando hasta que se la aprende», explicó su profesor, Adam Ockelford, que añadió que en todo el mundo hay solo cuatro personas en el mundo con el mismo trastorno (autismo y ceguera) y las mismas virtudes al piano. «Derek tiene un don natural. Pero, gracias al aprendizaje, hemos conseguido que sea 20 veces mejor que cuando era una crío y tocaba por puro instinto», afirmó.

El profesor -que también es compositor, psicólogo e investigador- explicó que Paravicini no solo toca música sino que «introduce su personalidad» en sus recitales. No puede expresarse a través de las palabras, pero sí a través de la música. «Él ama la música, pero también ama a la gente. Tocar el piano es la vía que él tiene para llegar a las personas», destacó el profesor, que ha plasmado en un libro (In the key of genius) sus experiencias con su alumno más destacado.

Fenómeno global

Paravicini no se separó ayer de su profesor durante la comparecencia ante la prensa. No pudo contestar a todas las preguntas que le formularon, pero sí aseguró estar «emocionado» ante su primer concierto en España. Incluso, aprendió a decir «buenos días» en castellano.

Convertido en fenómeno global, el pianista asombró al público madrileño por su extraordinaria manera de tocar. Paravicini reclamó al auditorio piezas musicales, que él se sabe de memoria y que interpretó sin solo fallo ante la atenta mirada de su maestro y algún «bravo» por parte de los espectadores. «Es un falso mito que los autistas no pueden ser creativos», concluyó el profesor, orgulloso de que su alumno se haya convertido también en maestro de niños autistas.