UNA DE LAS SORPRESAS DE LA TEMPORADA EDITORIAL

Genialidades niponas

Llega la serie negra de Keigo Higashino, autor de culto en Japón

ANNA ABELLA
BARCELONA

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Un choque de mentes privilegiadas, la de un excéntrico físico y la de un enigmático matemático, orquestado por la no menos sobresaliente de un escritor japonés desconocido por estas latitudes y al que le gustaría poder esconderse de la fama y el éxito que ha cosechado en su país, donde se ha convertido en un autor de culto. Estos son los puntales de La devoción del sospechoso X (Ediciones B), carta de presentación en España de su autor, Keigo Higashino (Osaka, 1958), al que acompaña una aversión salingeriana por la publicidad, los fotógrafos y los medios de comunicación porque no desea que le reconozcan por la calle.

En la ficción, la mente del físico pertenece a un profesor universitario apodado doctor Galileo, que se ha convertido en el estandarte de una serie policiaca que ha debutado con nota ante la crítica y el público anglosajón tras arrasar en Japón durante años: 13 novelas, más de 5 millones de ejemplares, numerosos premios, como el prestigioso Naoki, traducciones a media Asia y versiones televisivas y cinematográficas.

La mente del matemático la posee el protagonista de la primera entrega, La devoción del sospechoso X; también profesor, pero de hastiados alumnos de instituto, y encubridor de un homicidio para proteger a una vecina acosada por su exmarido, de la que está enamorado en secreto.

Con fama de esquivo y hermético, Higashino hace años que no consiente que le hagan fotos y el par de imágenes suyas que circulan por internet son de antes de su éxito. Le rodea una nube de asistentes y agentes, que filtran su contacto con la prensa así como las contadísimas entrevistas que concede fuera de Japón. En una reciente, con motivo de su llegada al público inglés, un periodista de The Times atribuía su actitud más a la timidez que a la arrogancia y dejaba constancia de que para Higashino las preguntas personales son claramente inoportunas, aunque se le llegara a escapar que estaba casado.

Higashino muestra un Tokio cotidiano y suburbial, nada glamuroso, de trabajadores humildes y gente sin techo. «Quiero que a través de mi trabajo se comprenda cómo piensan, aman y odian los japoneses», declaró a The Wall Street Journal, añadiendo que su formato literario -«donde los sentimientos de lealtad y el peso opresivo de las relaciones humanas son catalizadores clásicos para el asesinato»- es común en novelas policiacas japonesas.

LÓGICA MATEMÁTICA/ Sus tramas están envueltas en razonamiento lógico, matemático y deductivo, con sustanciales dosis de psicología, influenciadas por su padre relojero (estudiaba los componentes de un reloj como lo hace con los de sus novelas) y su formación de ingeniero (trabajaba en una fábrica de componentes de coches antes de dedicarse solo a escribir). Así, habla con igual autoridad de matemáticas que de reactores nucleares, una energía de cuyos peligros alertó en su novela Tenku no hachi, avanzándose al desastre de Fukushima.

Cree Higashino que «la gente muestra su verdadera naturaleza cuando comete un crimen» y se esfuerza por que sus lectores no dejen de sorprenderse con sus ideas. Difícil. Solo hay que ir a las últimas páginas de La devoción del sospechoso X.