El Gaudí oculto

Santa Fe es el templo gastronómico regentado por la empresa Carpier en Vallgorguina (Vallès Oriental). Consta de tres masías, y la llamada Can Pujadas alberga la pequeña capilla en la que lucen en perfecto estado los dos vitrales modernistas de Gaudí catalogados desde 1929 que fueron presentados erróneamente como inéditos el lunes por la Conselleria de Cultura y el Institut d'Estudis Catalans.

«Sabíamos que las vidrieras eran de Gaudí, pero no estaban certificadas. La historiadora Ana María Ferrin vino varias veces a estudiar los vitrales y a fotografiarlos», cuenta Carlos Piernas, propietario de Carpier, empresa especializada en ahumados, y dueño también de la antigua rectoría Can Pujadas, que adquirió en el 2002 cuando cerró la escuela que hasta entonces había albergado. Ferrin fue quien se puso en contacto con Antoni Vila, investigador principal del inventario denominado Corpus Vitrearum de Catalunya, para que fuera a ver el rosetón con el ojo bíblico de la eterna vigilancia divina y la cristalera que reproduce al arcángel Miguel.

Tras su visita, Vila certificó la autencidad de los vitrales y anunció que era el descubridor de estas piezas modernistas que Josep Francesc Ràfols ya había catalogado en la primera biografía dedicada al arquitecto publicada en 1929. El entusiasmo era tal que la Generalitat convocó una rueda de prensa con el conseller de Cultura, Ferran Mascarell -que había destinado 288.000 euros a este inventario de vidrieras del barroco al modernismo-, para anunciar un hallazgo, que terminó siendo un desmentido.

Visitas solo para los clientes

Piernas insiste en que se trata de un espacio privado. «No lo abriré a las visitas turísticas, pero los clientes que vengan a alguna de las experiencias gastronómicas que organizamos podrán entrar a la capilla», asegura el dueño de SantaFe, en el que el chef Nandu Jubany trabajará dentro de dos meses como asesor.

Jubany reconoce que desconocía la existencia de estos vitrales. «Es perfecto para Santa Fe. Es un lugar especial. No es la típica sala de banquetes, es una ruta por diferentes espacios donde se desgustan aperitivos, productos de la costa que cocinamos delante de los comensales o la coca recién salida del horno de leña, y se catan vinos en la vieja bodega. Es una gran idea de Piernas», decribe el cocinero, que colaborará en esta iniciativa en la que pueden participar 150 personas. «La mayoría de clientes son empresas que lanzan productos. Por ejemplo, la semana pasada los hermanos Roca presentaron un whisky de malta de Macallan».