¿Dónde está Federico?

Zona del Peñón Colorado, donde podrían estar los restos de Federico García Lorca.

Zona del Peñón Colorado, donde podrían estar los restos de Federico García Lorca. / periodico

JULIA CAMACHO / SEVILLA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En los 80 años transcurridos desde su asesinato, de Federico García Lorca se sabe casi todo: dónde nació, dónde compuso sus primeros versos, sus amoríos…También se han reconstruido las aciagas últimas horas en Granada desde su detención en casa del poeta Luis Rosales el 16 de agosto de 1936 hasta su llegada al cuartel ubicado en La Colonia y el paseo que le dieron dos días después junto al maestro republicano Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas. Sin embargo, el lugar donde se ubican sus restos sigue siendo un misterio que agranda el mito y provoca no pocas hipótesis, algunas de ellas mantenidas durante décadas y descartadas tras una excavación arqueológica en el 2009.

La versión más extendida sobre el paradero de la tumba fue la difundida por el hispanista irlandés Ian Gibson, que en 1966 logró dar con uno de los hombres que supuestamente participaron en las labores de sepultura del grupo aquel 18 de agosto: Manuel Castilla o ‘Manolillo el Comunista’. Él le llevó al barranco de Víznar y, aunque el paraje estaba ya cambiado por la presencia de urbanizaciones, señaló un olivo como el lugar donde reposaban los restos de Federico y sus compañeros. Ese árbol franquea hoy la entrada al parque García Lorca, donde un monolito recuerda su figura y al resto de víctimas, entre 3.000 y 3.500, de la represión franquista en esa zona.

Gibson ya conocía el trabajo desarrollado por Agustín Penón, un historiador barcelonés hijo de exiliados y criado en Nueva York que llegó a Granada en 1955 siguiendo la estela de García Lorca. Superando tabúes y muchas reticencias, llevó a cabo la primera investigación seria sobre la muerte del poeta. Penón también se había reunido con el sepulturero y manejó la misma ubicación de la tumba del poeta, junto al paraje Fuente Grande.

El hispanista terminó de dar forma a esa investigación en su biografía sobre Lorca. Pero en el 2009, un grupo de arqueólogos avalados por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Historia y la Junta de Andalucía excavó la zona para recuperar los restos con resultado negativo. Pese a ello, Gibson  no cree que su fuente le engañara y sostiene que debería haberse ampliado el área de excavación.

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/0\/9\/1471019496090.jpg","author":"SAMUEL ARANDA","footer":"Placa en honor de Garc\u00eda Lorca en V\u00edznar, el lugar donde Gibson sostiene que est\u00e1 enterrado el poeta.\u00a0"}}

Sin embargo, Penón manejó también otras hipótesis, como se revela en un denso tomo sobre su trabajo editado en el 2011 por Marta Osorio bajo el título 'Miedo, olvido y fantasía: crónica de la investigación de Agustín Penón sobre Federico García Lorca'. Al regresar a América se carteó con una amiga de Federico, Emilia Llanos, y ambos apuntaron la posibilidad, nunca probada ni sustentada, de que los falangistas acabaron trasladando el cuerpo del poeta a otro lugar. Esta teoría surge también en el libro del historiador Gabriel Pozo, 'Lorca, el último paseo', donde se narra la conversación de Penón con el alcalde de Granada durante la Guerra Civil, Antonio Gallego, acerca de que las autoridades habían dado orden de cambiar el cuerpo de sitio "para ocultar el asesinato e impedir que pudiera convertirse en un arma propagandística de enorme valor para el bando republicano".

LA OTRA TESIS

Ese fracaso de la excavación dio alas a la investigación del periodista Eduardo Molina Fajardo, coetáneo de Penón y miembro de la Falange, que en los años 60 recopiló testimonios de hasta 48 personas relacionadas con la detención o el fusilamiento del poeta para intentar desvincular a su partido del episodio. Su documentación incluye una declaración jurada de Manolillo el Comunista admitiendo que no participó en el enterramiento del poeta y que solo supo de lo ocurrido por referencias.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Los restos mortales podr\u00edan\u00a0","text":"estar en un antiguo campo de instrucci\u00f3n de la Falange"}}

El mando militar en Granada durante el inicio de la guerra, el capitán José María Nestares, entregó en 1969 a Molina Fajardo un croquis con el lugar exacto del enterramiento, y años más tarde un hijo del militar, ahora general, le guió de nuevo a ese emplazamiento junto con dos guardias de asalto que dijeron haber sido testigos del fusilamiento. Fernando Nestares acabó relatando dicho encuentro a Caballero y al arqueólogo Javier Navarro, llevándoles al terreno y señalando el emplazamiento en el antiguo campo de instrucción de la Falange, convertido a finales de los años 80 en un campo de fútbol.

En este punto, conocido como el Peñón Colorado, ubicado a unos 800 metros del anterior, es donde el próximo mes de septiembre se iniciará una nueva excavación en busca de posibles restos. Las investigaciones previas con georradar y comparando fotos aéreas del terreno confirman la existencia de irregularidades morfológicas compatibles con fosas de la guerra. Oficialmente, se trata de localizar los restos del maestro Dióscoro Galindo, cuyos descendientes son los únicos que han accedido a una posible exhumación. Sin embargo, pocos en el grupo de investigadores dudan de que, si en esta ocasión se encuentra restos humanos, y dada sus especificidades morfológicas, no se pueda reconocer fácilmente si entre esos huesos se hallan los de Federico.