EXPOSICIÓN EN EL MUSEU DEL CINEMA DE GIRONA

'Garbancito', primer largo de animación

El filme del dibujante Arturo Moreno cumple 70 años

Un visitante, en la exposición sobre 'Garbancito de la Mancha' del Museu del Cinema de Girona

Un visitante, en la exposición sobre 'Garbancito de la Mancha' del Museu del Cinema de Girona

FERRAN COSCULLUELA / GIRONA

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«Sabemos más de la vida de Walt Disney que de la historia de nuestros dibujantes». Lo dicen Jordi Riera y Antoni Guiral, comisarios de la exposición que podrá visitarse hasta el próximo 24 de enero en el Museu del Cinema de Girona para conmemorar el 70º aniversario del primer largometraje de animación en color de Europa. Una película pionera que fue producida en Barcelona bajo la batuta del dibujante Arturo Moreno (1909-1993), un creador polifacético, conocido durante muchos años con el sobrenombre de El Walt Disney español.

Garbancito de la Mancha se estrenó el 23 de noviembre de 1945 en los cines Fémina de Barcelona y cosechó un gran éxito de público. Uno de los méritos de la película fue haber salido a la luz en plena posguerra, cuando en España se vivían tiempos de miseria y precariedad y Europa se hallaba inmersa en la devastación de la segunda guerra mundial. Una etapa bélica plagada de vicisitudes que demoró la producción del largometraje debido a la dificultad de hallar materiales.

Tren bombardeado

En España no había ningún fabricante capaz de suministrar las toneladas de plancha de acetato necesarias para hacer los más de 350.000 dibujos que se confeccionaron para filmar la película. Se tuvieron que comprar en Suiza, y el tren que debía trasladarlas a Barcelona estuvo perdido durante un mes en una estación francesa a causa de un bombardeo.

«La película es un triunfo de la voluntad, porque solo un grupo de personas que cree ciegamente en un proyecto es capaz de hacer realidad un largometraje como este», afirma Guiral. Garbancito se puso en marcha en 1943 en unos estudios creados ad hoc por la productora Balet y Blay, que ofreció el encargo a Moreno. Todo se tuvo que construir de la nada: las mesas de los animadores, la truca (un ingenio con forma de estantería que servía para superponer y filmar los fondos y personajes) y un equipo de 90 dibujantes sin apenas experiencia en la animación. A modo de ejemplo, los comisarios explican que mientras una producción de Walt Disney contaba con un presupuesto de más de 16 millones de pesetas de la época y entre 300 y 700 trabajadores, Moreno dispuso de un presupuesto cercano a los cuatro millones y 90 empleados.

El largometraje estaba basado en un libro infantil escrito por el falangista Juan Pemartín, director del Instituto Nacional del Libro Español, con ilustraciones del propio Moreno. En la obra se narra la historia de un joven huérfano que se enfrenta a brujas y ogros para salvar a sus amigos, ayudado por un hada y una espada mágica. En 1948 se estrenó una secuela, Las alegres vacaciones, pero su argumento carrinclón y folclórico no consiguió despertar el mismo interés que la primera obra.

Trabajadores represaliados

La exposición del Museu del Cinema se divide en tres grandes apartados. Uno repasa la historia del cine de animación en Catalunya, desde sus inicios hasta la actualidad. Otra sección está enteramente dedicacada a la vida y la obra de Arturo Moreno, mientras que la zona central exhibe materiales originales del filme (algunos cedidos por la hija del director, Isabel Moreno), con dibujos, carteles y fichas de los dibujantes que participaron en el largometraje. Uno de los audiovisuales ofrece el testimonio de Pepita Pardell, que a los 17 años entró a trabajar en la productora de Balet y Blay y que recuerda la frialdad que había entre los trabajadores, algunos de ellos represaliados por el franquismo, y los propietarios de la empresa, bien conectados con la oligarquía de la época.