Furious Monkey House, rock precoz para Zipi y Zape

El grupo formado por chicos de 11 a 14 años ha lanzado su primer disco 'Run' y ha creado la canción principal del nuevo filme de los gemelos

Furious Monkey

Furious Monkey / periodico

MARTA CERVERA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La música ha dejado de ser solo un juego para los integrantes de Furious Monkey House, un potente grupo de rock compuesto mayoritariamente por chicas, de entre 11 y 14 años. Son de Pontevedra (Galicia), cantan en inglés y esperan dar mucha caña con su primer disco, 'Run'. El compacto se grabó en los famosos estudios de Abbey Road de Londres y contó nada menos con Adrian Hall en las mezclas.

Sorprende la intención que Mariña pone en cada canción, el ritmo endiablado con el que Carlota golpea la batería y la caña que le meten a sus guitarras Irene y Manu, mientras Amaya no pierde comba en los teclados. ¿Cómo lo han logrado? Mucho tiene que ver en su entusiasmo, entrega y ganas de tocar el bajista del grupo, el único que es mayor de edad, y que oculta su cara tras una máscara de mono. Él es el mono furioso que da nombre al grupo. Fue él quien animó a los jóvenes intérpretes a formar una banda. Sabía de su talento y de su pasión por grupos como Pixies, Nirvana, Cardigans, Red Hot Chili Peppers y los Smashing Pumpkins.

Les conoció hace dos años cuando les empezó a dar clases de música, por separado. Solo Carlota e Irene se conocían de antes. Los chavales iniciaron esta aventura sin imaginar que acabarían grabando un disco y creando 'Life into de wild', la canción principal para la nueva película de 'Zipi y Zape y la isla del Capitán'. "Casualidades de la vida, en el grupo son cinco niños y un mono y en la película los protagonistas son cinco niños y un gorila", ha destacado Monkey, el cerebro del grupo que ni siquiera en los créditos del disco aparece con su nombre real. Es un tipo bregado en varias bandas de punk-rock de la escena gallega. Hablamos a distancia aprovechando un descanso durante el ensayo.

LETRAS Y MELODÍAS ENTRE TODOS

"Lo hacemos todo entre todos: las letras, las melodías y los arreglos", destaca Mariña. Confiesa que cantar en inglés la ha ayudado a conocer mejor este idioma. "No lo hablo pero me gusta como suena. En inglés todo se dice de forma más corta y directa, también es más fácil a la hora de rimar y suena más dulce". Como ella Irene vive el éxito del grupo como si fuera un sueño. "Tengo ganas de seguir con esto. Me encanta ensayar y solo espero que no aburrirme nunca con esto porque no me veo tocando por obligación". Carlota, la benjamina del grupo, cambió la guitarra por la batería hace poco más de dos años. "Me gusta mucho el ritmo y la velocidad. Quizá por eso del disco mi la canción que más me costó pero que más me gusta es la primera, 'In my hands'. Fue todo un reto dar con el ritmo". Por su parte Manu, el veterano de sus jóvenes compañeros, afirma: "Hemos empezado muy bien. Si no gustamos por nuestra cara sino por como tocamos seguiremos muchos años". Se toman muy en serio su pasión por la música. 

Este verano realizarán una quincena de conciertos en España. Es posible que vengan a Barcelona en invierno. "No podemos tocar demasiado. Estos chicos están estudiando", resalta Monkey. Combinarlo no siempre resulta fácil. "Solemos ensayar solo los domingos. Y ahora que no hay clases, dos veces por semana", añade. Lamenta que su grupo sea una rareza. "Ojalá hubiera más niños tocando rock o cualquier cosa que a ellos les guste porque la música amansa las fieras. Además, si uno toca no tiene miedo". Lamenta la dejadez del sistema educativo español que desprecia las artes y la música. "Es una vegüenza que no haya música en primero de ESO. No se da cuenta de los valores, las habilidades y destreza que proporciona el trabajo en equipo y la creatividad. habría que lanzar plátanos a quienes montaron esto".

Él da clases en un colegio de primaria y sabe de qué habla. En su caso la música llegó por indicación materna. A los 8 años se inició con el piano pero, como muchos, al llegar al conservatorio se desanimó. "El tipo de enseñanza y la presión me machacaron bastante". Como consecuencia aparcó el instrumento y se pasó a la guitarra. "Me volví loco con ella. Descubrí que me lo pasaba bien y aprendía de otra forma, tocando con mis amigos del instituto y participando en diferentes grupos".

Ahora con Furious conserva algo de ese espíritu. "Ya no tenemos una relación profesor-alumno. Ahora llevamos otro rollo, hay más colegueo entre nosotros aunque a veces he de ponerme serio con ellos. Eso sí, ¡son los amigos más jóvenes que tengo!".