EXPOSICIÓN

La batalla del arte

La Fundació Tàpies exhibe la creación destructiva, gestual, abstracta y sin narración que surgió tras la segunda guerra mundial

'La batalla de Hastings' (1956), de Georges Mathieu, en una de las paredes de la Fundació Tàpies.

'La batalla de Hastings' (1956), de Georges Mathieu, en una de las paredes de la Fundació Tàpies. / periodico

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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La batalla de Hastings es probablemente el conflicto más importante de Inglaterra en la edad media; en ella los normandos se impusieron a los anglosajones marcando así la historia del país, y es también una de las principales obras de George Mathieu. Un inmenso cuadro que el pintor y publicista francés (fue asesor de Dalí) realizó a pie de calle el 23 de junio de 1956. Una 'performance' que dio como resultado una tela totalmente abstracta y gestual que es más la crónica de una acción que la narración de unos hechos. Acción callejera, abstracción, gestualidad y ausencia de relato. Las principales características, junto con la destrucción, que definen el arte surgido de la crisis humanista posterior a la segunda guerra mundial. Mientras esto pasaba en Francia, en EEUU surgía el expresionismo abstracto, en Italia Lucio Fontana apuñalaba sus lienzos y en Japón Kazuo Shiraga pintaba con los pies mientras triunfaban los ‘happenings’ del grupo Gutai a base de romper bastidores. Actos creativos todos muy diferentes pero que el crítico Michel Tapié unificó bajo la denominación de arte informal en su libro 'Un art autre' (1952).  

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Artistas a los que Tapié etiquetó, Rodolphe Stadler comercializó,  Anthony Denney y Daniel Cordier coleccionaron, y que ahora exhibe la Fundació Tàpies, hasta el 22 de mayo, en la muestra 'Documents d’acció. Obres de les Col·leccions Denney i Cordier (1947-1965)', una exposición que, como su nombre indica, reúne piezas de los coleccionistas citados y que actualmente custodia el museo Les Abattoirs de Toulouse (Francia). La muestra presenta 60 obras firmadas, entre otros, por Karel Apple, Jean Dubuffet, Claire Falkenstein, Lucio Fontana, Kazuo Shiraga, Atsuko Tanaka, Hans Hartung y, por supuesto, George Mathieu y su 'Batalla de Hastings'. Y es, además de la expresión de la creación surgida durante los inicios de la segunda mitad del siglo XX, una evidencia de lo que pasaba en el mundo del arte durante esa época: los artistas, los críticos, los coleccionistas y los galeristas constituían los nódulos principales del mundo del arte. Entonces, los museos pintaban poco.

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De ahí que a ese arte se le haya tildado de burgués, pues antes de llegar a las instituciones colgó de las paredes de las casas de los que lo adquirieron como puede verse en muchas de las fotografías también presentes en la muestra. Imágenes que reproducen las piezas que ahora lucen en la fundación junto a jarros chinos o muebles de época en casa de Denney, que además de coleccionista, fue fotógrafo, diseñador de interiores y editor de la revista 'Vogue'.  Hay más fotografías en la exposición, las que Hans Namuth (el mismo que inmortalizó a Jackson Pollock y sus 'drippings') realizó a Tàpies en Campins. No en vano, fue durante esos años que el pintor matérico empezó a definir su lenguaje propio. 

TRABAJOS DIFÍCILES DE VER

 "Es el momento clave de la consolidación de su arte y la configuración de su nombre como artista moderno y reconocido", explica Núria Homs, conservadora de la fundación y comisaria de 'Antoni Tàpies. Col·lecció, 1955-1965', la segunda muestra que despliega el centro. Y que conecta directamente con la primera: en 1955, Tàpies conoció a Tapié que le regaló su libro 'Un art autre', y ese mismo año, Tàpies empezó su primera conferencia importante, en la Universidad Menéndez Pelayo, con la célebre frase: "Yo he venido como representante de lo otro". Afirmación que sitúa a Tàpies junto al resto de artistas expuestos. Las telas del pintor matérico, 16, se despliegan en el segundo piso del centro e incluyen trabajos tan caros de ver como 'Gris' (1956) y 'Tela ventruda' (1961), la primera propiedad de Pere Portabella y la segunda de Joan Teixidor. Y son un recorrido desde el incicial trabajao de Tàpies marcado por la poesía de Foix y Brossa hasta sus obras caracterizadas por la densidad de las texturas y una gama de colores limitada. Una transformación que ocurre paralela al trabajo presentado en la muestra 'Documents d'acció'.