UN ÉXITO DE LA FIRA DE TEATRE AL CARRER

Fugitivos en Tàrrega

La compañía Kamchàtka culmina de forma brillante su trilogía sobre la inmigración con 'Fugit', una huida compartida por el público

Un momento de la representación de 'Fugit' a cargo de la compañía catalana Kamchàtka, ayer.

Un momento de la representación de 'Fugit' a cargo de la compañía catalana Kamchàtka, ayer.

IMMA FERNÁNDEZ
TÀRREGA

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Volvieron ayer los mudos personajes de la compañía catalana Kam-

chàtka, con sus maletas y estética de principios del siglo XX, para cerrar brillantemente en Tàrrega su trilogía sobre la inmigración. La iniciaron con Kamchàtka en el 2007 -un gran éxito que han exportado a 21 países- , siguieron la andadura en el 2010 con Habitaculum y ayer completaron el círculo con Fugit, entre los calurosos aplausos y bravos de unos espectadores protagonistas de una gran escapada, cual fugitivos, hacia una supuesta tierra de libertad y esperanza.

Empezó el viaje entre las ruinas de una destripada casa, con tres paredes de las que pendían objetos del pasado y alguno de los nueve intérpretes, que además de quemar clásicos de ayer no dudaron en echar al fuego las guías de la Fira que llevaban algunos de los sorprendidos visitantes. La acción prosiguió por las calles de la localidad con una peliculera huida que llevó al público, distribuido en varios grupos, a esconderse en varias casas y locales, cual inmigrantes a la fuga. Escondrijos muy bien seleccionados, entre ellos un almacén de antiguallas, donde los actores obligaron a entregar los DNI y los móviles, la más preciada e imprescindible de las pertenencias del ser humano del siglo XXI.

La trabajada dramaturgia continuó con un metafórico viaje en barco (de papel) con el que la compañía rinde tributo a la tragedia de las pateras que desaparecen en el mar. Transportados como rebaño en una camioneta, los espectadores culminaron el periplo en un lugar donde los personajes celebraron la llegada a tierra libre. Un festín de agua, abrazos y música. Pero el espectáculo no acabó allí, entre risas y aplausos. La realidad del inmigrante es mucho más negra. Con los ojos vendados, el público tuvo que ascender a una pequeña colina para recuperar sus móviles. Tras el esfuerzo recibió, eso sí, el regalo de unas bellas vistas de la capital del Urgell.

Con Fugit, Kamchàtka, nombre que la compañía eligió por la lejanía y exotismo de este territorio de Siberia, ha llevado al público a un fantástico laberinto de experiencias, incluido el paseo por casas y espacios desconocidos. «No solo hablamos de los inmigrantes, de la huida física hacia un lugar de libertad, también de la necesidad de huir de cosas de nuestra sociedad, como son los móviles», apuntó tras la función el productor, Jerôme Devaud, que admitió que este montaje es mucho más complejo de exportar que Kamchàtka, el primer título del colectivo  dirigido por el argentino de origen israelí Adrian Schwarzstein, que nació del encuentro de los artistas en el festival barcelonés de Poblenou.

Shakespeare en miniatura

Original y participativo es también el concepto que propone la compañía catalana Laïtrum. En la línea de su anterior propuesta, Capses, ayer estrenaron  Micro-Shakespeare, un encargo del Royal National Theatre de Londres, donde la presentaron. A modo de instalación con cinco teatrillos de marionetas, el espectador se convierte en manipulador de objetos para explicar (guiado por instrucciones a través de auriculares) a otros asistentes (que escuchan el relato) cinco clásicos del bardo resumidos en apenas seis minutos. Un  ejemplo: una brocha y un pintalabios protagonizaron el drama amoroso de Romeo y Julieta.