UNA GIRA REPLETA DE ATREVIDAS VERSIONES

Fuerza, valor y rebeldía

Múltiples banderas 8La cantante mallorquina de origen guineano Concha Buika.

Múltiples banderas 8La cantante mallorquina de origen guineano Concha Buika.

NÚRIA MARTORELL
BARCELONA

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La cantante Concha Buika explica que el año pasado llegó a dar «la vuelta al mundo» tras actuar en «todos los continentes». Esta noche toca regresar a España. Le espera un bolo en Barcelona, invitada por el Festival Jardins de Pedralbes, en formato sinfónico (arropada por la GIOrquestra). La entrevista, vía telefónica, la concede desde Estambul (Turquía), horas antes de subirse al escenario. Sigue inmersa en la gira del álbum La noche más larga, un disco repleto de atrevidas versiones: desde  Ne me quitte pas de Jacques Brel hasta Santa Lucía de Miguel Ríos y el clásico de Billie Holiday Don't Explain.

La artista mallorquina de origen guineano admite que «uno nunca se acostumbra» a coger aviones sin parar y ni siquiera a saber dónde se despierta por las mañanas. «Bueno, he aprendido a llevarlo con tranquilidad y con algo más de sabiduría», dice. El instalarse en Miami, por su situación estratégica «ayuda a no perder tiempo en aviones y escalas». «Pero mi centro -añade- sigue siendo Mallorca». La brújula siempre acaba marcando «el lugar donde vive tu madre. En el que naciste».

Pinitos en el cine

La carrera de Buika alcanzó un estimulante impulso cuando Pedro Almodóvar la fichó para cantar (y aparecer fugazmente como intérprete) en la película La piel que habito. Y aprovechó el tirón para publicar En mi piel, su primer recopilatorio (con las dos piezas que interpretó en la banda sonora). Sus pinitos en el cine se quedaron «ahí estancados». Pero, ¿hay ganas de repetir? «¿Ganas? Todas. ¡Estoy viva! Pero he de reconocer que el cine me asusta. Cuando veo como trabajan los actores... es increíble. Cómo les admiro. Además,  si a mis 42 años acabo de conseguir ser yo misma, ¡imagínate lo que me supondría ponerme en la piel de otro! Me corto los cojones», ríe.

A Buika le «tira más la escritura». Y está especialmente orgullosa de su último libro, A los hombres que amaron a mujeres difíciles y acabaron por soltarse, con poemas, fotografías y lo que ella llama «solos». «Es como si tuviera un altavoz en casa para que la gente pueda escuchar mis pensamientos, sin traductores ni filtros, algo que a veces puede ser devastador. En estos pensamientos saco mis miedos. Esos que llegan a ser tan grandes que ni te atreves a contártelos a ti mismo».

Ahora la intérprete de éxitos como Mi niña Lola está preparando su primer DVD. «Por mi edad y situación, creo que ya toca empezar en serio. Soy una joven promesa. ¡Así que ahora empieza la acción!», exclama. «Hasta hace poquito, confiaba más en las ideas de los otros que en las mías. A conciencia y libremente, porque no sabía si estaba realmente preparada. Pero siento que ahora sí tengo la fuerza, el valor y la rebeldía bien posicionadas. Buenas armas, ¿verdad?».

Aún no ha pensado en qué ciudad grabará este DVD en directo. Su intención es tenerlo listo en agosto y poderlo publicar este 2014. «Y luego quiero recuperar mis sonidos más puros, electrónicos», adelanta. Para ella, amante de las fusiones sin límites, la música no deja de ser «un espejo lleno de secretos, a través del que oyes lo que quieres. Lo que te dicta el deseo».

Aunque no viva en España, dice estar pendiente de todo lo que acontece. Y le gusta ver como «se ha despertado esa rebeldía de la ciudadanía que parecía mermada, que hacía que nos colaran todo tipo de goles... Venían del espacio exterior, y nos colaban extraterrestes, cuando España no se merece esto. Es uno de los mejores países del planeta». 

Buika explica que lo del nacionalismo no va con ella. «De niña me decían que si yo no era española, ni tampoco guineana. Tuve una confusión de identidad tan grande, que llegué a la conclusión de que todo esto acaba siendo una elección personal. Y decidí ser total y absolutamente mallorquina, guineana, española, americana, rusa, china... Si pudiera coser un vestido hecho con todas las banderas, estaría guapísima. ¿Quién no querría defender un vestido así?».