CRÓNICA TEATRAL

Fresco e ingenioso 'Romeu i Julieta' en La Seca

La obra de Marc Chornet atrapa por su dinamismo con una gran Clàudia Benito como la joven enamorada

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JOSÉ CARLOS SORRIBES / BARCELONA

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El 'Romeu i Julieta' que ha estrenado La Seca Espai Brossa desprende, desde el primer momento, una virtud innegable: la frescura y la dedicación absoluta de su joven elenco. No sería, sin embargo, suficiente si no estuviera acompañado de buenas dosis de ingenio en la dirección y puesta en escena de Marc Chornet. Ya las persiguió, sin tanto éxito, en el 'Hamlet' que presentó en la Sala Atrium, también con el colectivo Projecte Ingenu. Pero aquí alcanza cotas brillantes dentro de una propuesta muy recomendable. Esta versión nunca oculta, además, su loable intención de convocar al público más joven.

La economía de medios acostumbra a ser tanto una necesidad, por la falta de recursos, como un trampolín para ideas atrevidas. En 'Romeu i Julieta' así ocurre en un espacio casi vacío, en el que los siete intérpretes se mueven sin parar, cantan (composiciones de la época del bardo), juegan y manipulan con objetos cotidianos. Así, unos palos de madera serán espadas para la batalla de las irreconciliables familias de los Capulet y los Montagut.

GRANDES SOLUCIONES ESCÉNICAS

Chornet da, además, una vuelta de tuerca al travestismo propio de Shakespeare, salvo en el caso de los protagonistas, un detalle más para realzar un amor puro que intenta, sin éxito, estar al margen del odio entre las familias. Los Capulet están interpretados por hombres y los Montagut, por mujeres. El código funciona aunque puede despistar al espectador. Pero ese cambio de roles y sexos tiene momentos de gran hilaridad en el personaje de la nodriza de Julieta, que Toni Guillemat borda con extraordinario registro cómico.

La versión viaja siempre a buena velocidad, aunque coge mayor vuelo en su segunda mitad -pese a un epílogo algo dilatado- con grandes soluciones escénicas para el combate de los dos bandos o la opresión del padre de Julieta para que ella acepte otro marido. Todo en una obra que aboga más por la coralidad que por profundizar en la pasión de los jóvenes amantes, pese al gancho del 'televisivo' Carlos Cuevas y de la imparable Clàudia Benito.

Si el primero da el tipo con su presencia, aunque le cuesta poner el acento que pide el implacable verso de Shakespeare, ella nunca titubea ante ese reto, una prueba de fuego para un actor, sea joven o veterano. Pero Benito, hija del gran Andreu, lleva el teatro en los genes y deja otra huella de su enorme presente y futuro. ¿Estamos ante la mejor actriz joven del teatro catalán?

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