François Ozon: «Todavía somos muy machistas»

-En el pasado, otros cineastas como Chabrol o Almodóvar ya han usado la prosa de Ruth Rendell como modelo. ¿Qué le atrae a usted de ella?

-Me gustan mucho esas escritoras inglesas cortadas por el mismo patrón que Agatha Christie: señoras mayores y respetables que escriben sobre los asuntos más perversos que uno pueda imaginarse. En el caso de Una nouvelle amie,Una nouvelle amie lo que me atrajo fue la subversión del típico triángulo amoroso que el relato lleva a cabo. Aquí no hay una mujer, su marido y su amante, sino una mujer, su marido y su nueva amiga, que en realidad es un hombre.

-El tema principal de la película es la confusión sexual, y el papel que en ella juega la presión del entorno. En su opinión, ¿en qué medida depende nuestra identidad sexual de factores sociales?

-La sociedad juega un papel importante pero, a pesar de que la película es algo utópica al respecto, en todo caso creo que la presión es cada vez menor. Se nace con un sexo y luego la sociedad nos impone un papel, pero creo que poco aumentan las posibilidades de construir una identidad sexual propia más allá de la típica distinción entre hombre y mujer, que ya no sirve. El peso de los tabús sociales y religiosos está desapareciendo y los géneros se diluyen.

-En todo caso, ¿no cree que la sociedad aún tiene problemas para entender que hay hombres heterosexuales que potencian su lado femenino? 

-Y sin embargo nos parece de lo más normal que las mujeres estén en contacto con su lado masculino pero no que los hombres estén en contacto con su lado femenino. Cuando decimos que una mujer tiene cojones queremos decir que tiene carácter y fuerza. Y cuando a un hombre se le dice que no los tiene, es algo peyorativo. Seguimos siendo muy machistas.

-La película no efectúa juicios morales respecto al travestismo. ¿Teme que algunos espectadores no lo entiendan?

-Espero que lo hagan. Cuando escribí el guion coincidió que en Francia estaban teniendo lugar manifestaciones en contra del matrimonio homosexual, y salieron a la calle grupos que generalmente no se manifiestan, como la ultraderecha o la iglesia. Fue entonces cuando decidí que la película sería una comedia, y que la protagonizaría Romain Duris, que es el actor más conocido de Francia. Quería llegar a la mayor cantidad posible de público.