CRÍTICA

La fotografía como excusa La maleta mexicana

Trisha Ziff elabora un filme al hilo de los negativos hallados en la 'maleta mexicana'

QUIM CASAS
BARCELONA

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En su artículo de opinión del pasado 28 de octubre publicado en estas mismas páginas, Loquillo explicaba muy bien algunos de los problemas de una película como La maleta mexicana,el punto final, o al menos el broche cinematográfico, a toda la historia que ha rodeado los negativos de Robert Capa, Gerda Taro y David Seymour hallados dentro de una maleta en Ciudad de México en 2007. Entre otras cosas, Loquillo decía que las fotos no son más que el hilo conductor. Y deberían ser la auténtica materia del filme, la esencia de todas las cosas.

La realizadora británica Trisha Ziff, quien según el rótulo inicial encontró la famosa maleta dentro de un armario en una habitación de Ciudad de México, se ha encargado de elaborar un filme que pretende contar muchas cosas al hilo de las fotos recuperadas. El conjunto resulta así algo disperso, atractivo, cierto, por el valor de las propias fotografías y las aportaciones de algunos participantes en el documental, pero con demasiadas cosas tratadas de manera obligadamente leve o apresurada: la relación entre Capa y Taro, testimonios de los exiliados españoles, los campos de concentración franceses, la llegada a México, la estética fotográfica y la inmediatez política, los brigadistas, las fosas comunes y la memoria histórica, la importancia de quien revelaba las fotos de Capa, la guerra civil española como último bastión contra los fascismos...

En palabras de uno de los entrevistados, el escritor Juan Villoro, el hallazgo de los negativos en la maleta mexicana puede considerarse la resurrección de toda una época. Esta idea, más que acertada, no queda reflejada del todo en la película, simple sucesión de personajes, situaciones y remembranzas que no aportan cosas nuevas a la crónica de la guerra civil española.