¿De Shrek al 'Quijote'?

Hasta los 12 años los niños leen. Mucho. Más que cualquier generación anterior. Pero a partir de esa edad, algo falla. La aparición de otras distracciones. El rechazo a la imposición. "Pero leen muchísimo", recuerda Iolanda Batallé, editora de La Galera y uno de los cuatro ponentes convocados para hablar de este punto crítico en el Fórum Edita Barcelona, el encuentro internacional de editores impulsado por el Gremi d'Editors de Catalunya y la Universitat Pompeu Fabra. 

Iolanda Batallé, y las escritoras Care Santos y Gemma Lienas, que la acompañan, plantean el estado de la cuestión en los términos habituales. "Es la edad crítica, hasta entonces el libro es un juguete, un objeto de placer", recuerda Care Santos, que explica a la audiencia todos sus recursos como madre para aplicar la receta en la que todos coinciden, predicar con el ejemplo en casa. Y el otro problema: no solo basta con incitar a la lectura como placer, y evitar asociarla a la obligación, sino conseguir que "a una determinada edad todos hayamos leído lo mismo". La mínima base de una formación literaria. El dilema de la secundaria.

Pero a falta de las otras voces que serían necesarias en el debate (docentes, bibliotecarios), el contrapunto lo pone hoy un 'booktuber', Sebas G. Mauret, un recomendador de lecturas en su canal de Youtbe, El Coleccionista de Mundos. Un estudiante de periodismo de 21 años con 200.000 seguidores en este canal, y una audiencia que depende de si el tema se ajusta a su audiencia: 19.000 visualizaciones en una entrevista a Dan Brown, 165.000 si se trata de John Green.

“¿Le quitamos a Harry Potter de las manos para que lea a ese autor x? ¿Matamos eso? ¿Volvemos al castigo, a la imposición?", se pregunta, antes de sentenciar el fracaso inevitable de las listas de lecturas escolares. "Se puede acabar la secundaria sin haber leído ni uno sola. Internet está lleno de resúmenes de libros para aprobar exámenes”, recuerda.

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Pero no nos echemos las manos a la cabeza. Mauret coincide en lo principal. Primero, el ejemplo en casa. Después, crecer como lector. "Incluso si dices que se tiene que leer, eso ya implica una obligación. Leer es diversión. Deberíamos ser capaces de leer los clásicos como lo hacen sin problemas en otros países. Pero antes de llegar a esa etapa, hay que crear al lector; ya tendrá la necesidad de leer esos clásicos imprescindibles".

Para acompañar en ese camino, la clave es "hablar de lo que ellos hablan y hablar en su lenguaje; si hablas del 'Quijote', compararlo con las aventuras que sale a vivir por los caminos un personaje que sí conocen, Shrek". Es imaginable el infarto masivo que sufriría Harold Bloom ante este planteamiento (con Francisco Rico nunca se sabe).