REGRESO DE UN GRUPO DE CULTO

El secreto de Perucho's

La formación de música experimental encabezada por Oriol Perucho publica su segundo disco, '2014', 35 años después de su debut El resucitado trío lo muestra esta noche en Heliogàbal

Sonido Perucho's 8Oriol Perucho, en su casa de Barcelona.

Sonido Perucho's 8Oriol Perucho, en su casa de Barcelona.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Allá en los años 70, en el underground del underground, extramuros del universo layetano y zelestial, operó Perucho's, una banda de agitada y desubicada trayectoria, que elaboró un sonido vanguardista que bebía tanto del rock experimental como del free jazz, y que dejó como legado un único álbum, el conocido como disco rojo, lanzado en 1979 y reeditado en el 2011. A raíz de este rescate editorial, Perucho's volvió a caminar y ahora lanza su segundo disco, 2014, acontecimiento que este viernes festeja con sus fans en Heliogàbal.

Una resurrección que, dadas las circunstancias, resulta todo lo fiel que puede ser a la versión original: Jordi Graells y Albert Subirats murieron, víctimas de la heroína, pero siguen ahí Oriol Perucho (batería, hijo del escritor Joan Perucho) y Oriol Pons de Valls, Ginger (teclados y saxo), así como Enric Cervera (contrabajo), que formó parte del grupo en su etapa final (y que años después se alió con Perucho en Les Anciens, con el también malogrado Joan Saura). Han pasado 35 años. «Pero seguimos siendo nosotros; sonamos a Perucho's», estima el batería, vinculado también a lo largo de los años a grupos como Koniec y Moisés, Moisés.

Perucho's nació en 1972, años antes que Macromassa y que Suck Electrònic Enciclopèdic. Fueron pioneros de aquella Barcelona subterránea que el año pasado Jaime Gonzalo recuperó en el libro La ciudad secreta«En aquella época no había ni escena. No nos fijábamos en lo que se hacía aquí; nuestros referentes eran todos de fuera», recuerda Perucho, admirador de jazzmen librepensantes como Ornette Coleman («me gustaban aquellas cosas que hacía con su hijo de cuatro años») y Archie Shepp, de los Beatles más psicodélicos y de grupos asociados al sonido Canterbury como Henry Cow. Más adelante, siguió de cerca la no wave neoyorkina y la escena que creció en torno a la Knitting Factory. «Arto Lindsay es un músico con el que puedo identificarme», destaca.

Material nuevo y novísimo

Ahora, Perucho's se encuentra en un estado creativo pletórico, sugiere Oriol. «Cada vez que quedamos para ensayar venimos con un montón de material nuevo», revela. Tanto, que en Heliogàbal no solo tocaran piezas del nuevo disco, sino otras que han creado después de la grabación. En aquel triángulo de saxo, contrabajo y batería ganan peso, respecto a la formación de los 70, los teclados y programaciones. «Aquel esquema ahora me parece aburrido, me suena a ya oído. Ahora podemos utilizar muchos más sonidos, procesados por ordenador», explica Perucho, cuya visión de la música combina las parcelas de libertad ejecutiva con los contornos propios de la canción. «Me gusta que la composición tenga unas estructuras; la música libre todo el tiempo puede cansar. La música también es entretenimiento y no puedes esperar que el público babee de placer con un solo de 20 minutos. Al fin y al cabo, se trata de comunicar», reflexiona. Eso se aprecia en 2014, donde la improvisación convive con líneas melódicas a las que uno puede agarrarse. «Los solos virtuosos en cadena, ahora el saxo, ahora el pianista..., todo eso nunca me han interesado», asegura.

Músico de alto riesgo durante cuatro décadas, Perucho es un caso aparte de nuestra escena, por llamarla de algún modo. Pero, ¿cómo se vive y se subsiste en este medio? «Pues siendo pobre y haciendo de todo: yo he trabajado con deficientes, he hecho de modelo de bellas artes...», señala. Pero ve con agrado que su obra despierta el interés de generaciones más jóvenes de músicos. «Gente como Cabo San Roque o Mil Pesetas nos miran como si fuésemos leyendas. Y piensas 'bueno, tampoco es para tanto'...», comenta con humildad. Perucho's seguirá moviéndose, dice su portavoz, en su «minicircuito» de músicas experimentales, aunque, más que ampliar público, sueña con otra meta.«¡Lo más difícil es encontrar un buen mánager!».