Crimen a la barcelonesa

Toni Hill concluye, con 'Los amantes de Hiroshima', la trilogía protagonizada por el 'mosso' argentino Héctor Salgado

Toni Hill8Remata su trilogía negra.

Toni Hill8Remata su trilogía negra.

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Las novelas de Toni Hill (Barcelona, 1966) ni suceden en un Raval mitificado ni desvelan corruptelas de una casta con un pie en Pedralbes o Sant Cugat y otro en Andorra o Berna, los dos extremos entre los que se movía hasta hace poco el thriller y la novela negra de ambientación barcelonesa. Pero, está convencido, sus libros solo podrían desarrollarse en Barcelona, y sus personajes, «gente normal, no grandes mafiosos», de las que lo que le intesa es «ver cómo les afecta un crimen», serían muy distintos de vivir en otra ciudad española. Hill, traductor y lector en el grupo Penguin Random House, aceptó el reto editorial de crear una serie de novela negra con la marca Barcelona y superó todas las expectativas con la trilogía protagonizada por el inspector  argentino de los Mossos Héctor Salgado que, tras El verano de los juguetes muertos y Los buenos suicidas, concluye con la tercera entrega, Los amantes de Hiroshima (Debolsillo, en castellano y catalán).

La novela tiene como germen un cuento con el que Hill quería cambiar de aires, y que ha acabado integrado en el relato. Y, avisa, dará un descanso merecido a Salgado y se plantea que, en su próximo libro, los protagonistas sean, aún más que en sus tres primeras novelas, gente normal. «Misterio, pero quizá menos policial, e incluso sin investigador, sea este policía, abogado o periodista», dice. Como, por cierto, Carlos Zanón, otro nombre emergente del género negro catalán que ayer presentaba Los amantes de Hiroshima.

Pero, aunque prefiera no caer en la rutina, Salgado tiene aún recorrido. Y, sobre todo, tenía una tarea pendiente. Que en la tercera de sus novelas se resolviese un misterio pendiente desde el primer libro, la desaparición de su exmujer, Ruth, que lo dejó para el arrastre tras abandonarlo por otra mujer y definitivamente hundido al desvanecerse, con todas las sospechas gravitando sobre un siniestro curandero, Omar. El misterio se resuelve pero no es el único del libro: ¿cómo murieron dos jóvenes desaparecidos en el año 2004 que aparecen, envueltos junto a varios miles de euros, cerca del aeropuerto de El Prat?

En dos tiempos

La doble intriga permite a Hill saltar entre dos momentos, y compararlos: un mayo del 2011 en plenas protestas del 15-M y un 2004 en el que Barcelona estaba en pleno derroche del Forum 2004. «Aunque la trama, que nos remite hasta la madre de Ruth, va mucho más atrás, hasta los años 70, y no acaba hasta ahora», explica Hill. Algo que sirve para revisar temas como las torturas en los calabozos de la Via Laietana y el tráfico de niños en los hospicios de aquellos tiempos.

Para Hill, el mal del psicopáta, o el de las mafias y grandes redes de corrupción, no tiene interés literario. «Es mucho más sugerente -sostiene- el mal asumido por la gente, el de esa gente que trafica con los bebés pensando que les está haciendo bien, ese mal que de alguna forma asumimos todos, el mal de las corruptelas pequeñas de cualquier sector». En la primera novela fue el ámbito familiar, en la segunda el del trabajo y en la tercera, el de las relaciones en los límites de la amistad y el amor.