BALANCE de la cita veraniega

Pirineos Sur, '¡Maravilha do mundo!'

El festival aragonés cumple sus primeros 25 años fiel a su apuesta: programar conciertos diversos e irrepetibles en un entorno relajado

El escenario del festival Pirineos Sur.

El escenario del festival Pirineos Sur. / periodico

NANDO CRUZ / SALLENT DE GÁLLEGO

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La personalidad más ilustre que ha dado el pueblo pirenaico de Sallent de Gállego es Fermín Arrudi. Su estatura, 2’29 metros, era tal que en 1891 fue presentado en las fiestas del Pilar de Zaragoza y, a partir de ahí, inició un periplo de viajes por el mundo: Berlín, Nueva York, Cuba, Argentina... Un poético giro del destino quiso que 101 años después, en 1992, naciese en su pueblo Pirineos Sur, un festival de música en el que se presentan cada año artistas de todo el mundo. Todos ellos recorren miles de quilómetros para actuar en el pueblo que vio nacer al gigante de Sallent.

Ver a Arrudi a finales de siglo XIX sería muy chocante, pero los veraneantes de la zona también se habrán sorprendido al cruzarse estos días por la vecina estación de esquí de Formigal con dos negros con rastas jamaicanas; eran músicos del cantante marfileño Alpha Blondy. O al escuchar el atronador grupo coreano Jambinai tocando instrumentos centenarios como el haegeum y el geomungo. Así son las cosas en Pirineos Sur. Aquí puedes descubrir al haitiano Wesli tomando un té en una jaima árabe. O cenar un corte de carne argentina mientras actúan los malís Songhoy Blues. Sallent de Gállego ha acogido también el debut español de la celebrada alianza de los congoleños Konono Nº1 con el portugués Batida.

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/3\/3\/1469891003933.jpg","author":"EVA MOYA","footer":"Los argentinos Chancha V\u00eda Curcuito, en el escenario flotante del embalse de Lanuza con la Pe\u00f1a Foratata al fondo."}}

Tras dos semanas de actividades, este fin de semana el escenario flotante del vecino pueblo de Lanuza acogía una frenética velada de ritmos latinos. Y la presencia de Rumbanamá, colectivo rumbero que hermanaba músicos de Congo, Brasil, España, Francia, China, India y Cuba, marcó un nuevo hito en la historia de un festival que no quiere saber de fronteras. La noche se calentó tanto, pese a estar a más de mil metros de altitud, que una veintena de espectadores acabaron bañándose en el embalse mientras la orquesta de cumbia chilena Chico Trujillo se alzaba con el trofeo a la máquina del ritmo mejor engrasada de Latinoamérica.

IMPACTO EN EL TERRITORIO

Pocos festivales españoles proponen un menú cultural tan diverso y casi ninguno puede exhibir un cuarto de siglo de recorrido, tiempo necesario para valorar su impacto en el territorio. Da la impresión de que Pirineos Sur ya está totalmente integrado en esta localidad de 1.500 habitantes. Y que Sallent asume y disfruta de un festival que no solo da dinero a la zona sino que lo enriquece culturalmente. El festival atrae un público tranquilo en el que se mezclan familias y mochileros. La mayoría son aragoneses, pero también abundan vascos, catalanes y franceses. Y, sobre todo, niñas y niños. En Sallent hay casi tantos menores como adultos. Más de 50.000 personas han acudido a las actividades del festival durante estos 17 días.

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/9\/2\/1469891424729.jpg","author":"EVA MOYA","footer":"P\u00fablico del festival tomando el sol y echando la siesta a orillas del r\u00edo Aguas Limpias."}}

Pirineos Sur ha consolidado un modelo de festival tranquilo, con uno o dos conciertos por jornada, que te permite descubrir la comarca durante el resto del día. Por la tarde abundan los espectáculos infantiles, como el de la compañía de circo D’Click, que, tras años visitando el festival como público, triunfó a lo grande entre los pequeños. También ha habido un ciclo de películas dirigidas por mujeres africanas y una escalofriante exposición fotográfica sobre las duras condiciones de vida de los albinos africanos. Y talleres de micromachismos, pasacalles... En Pirineos Sur escapas del estrés; del mismo estrés que fomentan otros festivales. Es también un festival en el que se respira aire puro y un ambiente muy relajado.

EL GRAN ESCAPARATE DEL RITMO

Pero por mucha oferta paralela que haya, Pirineos Sur ha sido, es y será un festival eminentemente musical y, sobre todo, de ritmos. Aquí baila hasta la vendedora de camisetas, el mejor sensor para calibrar el éxito de cada actuación. La vendedora bailó desenfrenadamente con los sudafricanos Batuk, imparables Technotronic de las músicas africanas del nuevo milenio. También brincó con los brasileños BNegao & Seletores de Frequencia, septeto de reggae, rap, samba y demás. Y con Temenik Electric, quinteto de electro-rock árabe en la estela de Rachid Taha. Hasta con el repertorio más rítmico de Niño de Elche, ese Hannibal Lecter del flamenco.

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/5\/7\/1469891484675.jpg","author":"EVA MOYA","footer":"En el concurrido pasacalles de la aragonesa Dixie Rue del Percebe."}}

El público de Pirineos Sur es igual de participativo y entusiasta. Al caer la noche se muestra muy hambriento de diversidad y se apunta a todo. Pocos auditorios más limpios de prejuicios encontrará un músico en España. En especial, los menores de edad, que han aguantado boquiabiertos las actuaciones más trepidantes, espesas y atronadoras. Alguien deberá estudiar los genes del público joven de Pirineos Sur.

MIL RECUERDOS DE SALLENT

De Pirineos Sur vuelves con decenas de recuerdos. Mad Professor remezclando el 'Happy' de Pharrell Williams. Una segurata vigilando a un bebé mientras sus padres bailaban quién sabe dónde. Dos chavales negros fascinados con los malabarismos guturales de Niño de Elche. La mujer con un bolso de tela y la frase: ‘Bailar es una forma de pensar’. BNegao, feliz de concluir su gira europea en tan remoto rincón del planeta, exclamando una y otra vez: "¡Maravilha! ¡Maravilha do mundo!”.

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También, el caudaloso río Aguas Limpias a orillas del cual descansaba gente de todas las edades. Y la Dixie Rue del Percebe colapsando el puente romano. Y el estand Sabores de Sahel del mercadillo de comidas donde un senegalés afincado en Huesca ofrecía una actuación fuera de cartel. Y el payaso WoooW, que también se sacó de la manga divertidas actuaciones no programadas. Y las vacas, caballos y cabras pastando libres al otro lado de la frontera con Francia. Y el escocés James Yorkston añadiendo a su repertorio aquel poema de Ivo Cutler que empieza así: “Estoy sentado en la cima del mundo y tengo el culo frío”.

MARIA ARNAL Y MARCEL BAGÉS

Y, cómo no, la actuación de Maria Arnal y Marcel Bagés. Mientras el verano avanza, este par sigue creciendo en envergadura y profundidad. Han incorporado al repertorio un poema de Joan Brossa y otro del valenciano Héctor Arnau. Mientras interpretaban el segundo, el público murmullaba el estribillo con dulce saudade. Decía así: “Miedo ensordecedor y aburrimiento”. Tal vez dentro de otros 25 años, la Unesco reconozca a Pirineos Sur como festival antídoto contra el miedo ensordecedor y el aburrimiento. Ese día Fermin Arrudi, el gigante de Sallent, sonreirá satisfecho.