Travesía hacia la fascinación

Aunque cueste creerlo, todavía hay un debate en marcha sobre qué es mejor, si ver las películas en una sala a oscuras y con una pantalla enorme o, digamos, tirado en el sofá con una 'tablet'. La primera película del barcelonés Mauro Herce es un argumento de peso para defender lo primero. Las películas han de tomar el control sobre nosotros, no nosotros sobre ellas, y la premiada en Locarno 'Dead slow ahead' ejerce su poder a través de una fuerza plástica y diseño sonoro solo realmente apreciables en un cine. Por ejemplo, el Aribau Club 1, donde se proyecta el sábado (20.30 h.) como parte de la sección competitiva Talents del D’A.

Reputado director de fotografía, Herce saltó a la dirección de este filme a través de un par de impulsos: "Por un lado, las ganas de subir a un carguero; yo nací en Barcelona y siempre veía este tipo de barcos a lo lejos, y me intrigaba saber cómo serían por dentro. Por otro lado, desde hace tiempo quería hablar de algo que siempre estuviese en movimiento: la vida, el pensamiento... Algo que no pudiese parar".

 Tras un largo proceso de búsqueda de financiación y barco, logró subir a un carguero (en Ucrania, en el puerto de Mykolaiv, cerca de Odessa) para un viaje que se extendió durante dos meses y medio y dio pie a 180 horas de grabación. "Yo había escrito un guion medio de ficción para conseguir fondos", explica Herce, "pero cuando llegué allí vi que los trabajadores estaban demasiado ocupados para participar. De modo que empezaron a surgir nuevos registros cinematográficos".

DOCUMENTAL DE CIENCIA FICCIÓN

En su forma definitiva, 'Dead slow ahead' es una sinfonía audiovisual en la que importa menos cualquier devenir narrativo que la fascinación emotiva. La labor de José Manuel Berenguer (director de la Orquesta del Caos) fue capital a la hora de perfilar el apartado sonoro y musical de una película también interesante solo escuchada. No es por quitar mérito a las imágenes, eso nunca. Herce ríe y comenta: "Es curioso, porque piden la película desde sitios muy diversos, festivales de documental, de artes plásticas, de música electrónica... Hay músicos que quieren ponerle una especie de banda sonora alternativa en directo".

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"La recomendaci\u00f3n","text":"'Sunset Song' Entre otros m\u00e9ritos, el brit\u00e1nico Terence Davies ha sido un gran adaptador de obras literarias cl\u00e1sicas al cine. La \u00faltima muestra es esta visi\u00f3n de una novela de los a\u00f1os 30 sobre el camino inici\u00e1tico de la hija de un granjero escoc\u00e9s a principios del siglo XX. Para fans de 'D\u00edas del cielo'."}}

Él llama a su película "documental de ciencia ficción". Y me pregunto si no se plantea usar su sentido de la estilización en proyectos de ficción. El cine de aquí necesita esa clase de talento. "Para mí no existe distinción entre el documental y la ficción, son en realidad la misma cosa. Me gusta el tono fronterizo y seguiré trabajando en esta línea. Partir de cero, hacer grandes ficciones, es complicado. Esa clase de historias es patrimonio de los americanos, porque tienen el dinero. Nosotros podemos defendernos mejor en este lugar híbrido".

PRIMERA JORNADA

La sexta edición del D’A abordó el viernes su primera jornada en toda regla, en la que abundaron obras de autores consagrados (de Mendoza a Desplechin, de Sokurov a Sang-Soo) pero hubo espacio, por supuesto, para los nuevos valores, concentrados en la sección competitiva Talents. En este marco se proyectó 'Aloys', del suizo Tobias Nölle, un estudio sobre la soledad disfrazado de pesquisa detectivesca. Nölle parece compartir el interés de Charlie Kaufman y Michel Gondry por las construcciones mentales, pero no alcanza el caudal creativo de aquellos.