El impacto de la crisis en la generación de los treintañeros llega a la literatura en catalán

El fenómeno Rojals

En la plaza del Sol 3 Una novela barcelonesa y urbana.

En la plaza del Sol 3 Una novela barcelonesa y urbana.

ERNEST ALÓS / Barcelona

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Desde hace tres semanas, Marta Rojals encabeza la lista de libros más vendidos en catalán con su segunda novela, L'altra. Y el primer libro de esta arquitecta nacida hace 38 años en La Palma d'Ebre, Primavera, estiu, etcètera, que ya fue una agradable sorpresa hace dos años, se pasea entre el segundo y tercer lugar. Las cifras de ventas son apreciables para una novela de un autor novel en catalán (RBA-La Magrana lleva impresos 8.000 ejemplares de L'altra y 14.000 del libro anterior) pero el impacto va más allá de los números. «Es la escritora de moda», decía de ella Vicenç Pagès Jordà en su crítica para este diario; pero también una autora poseedora de una «sabiduría vital y narrativa». Y un misterio a medias, que rehúye las fotografías y las entrevistas de viva voz a la vez que, como sus personajes, interactúa sin pausa en las redes sociales (para redactar este artículo, hemos conversado con ella en Facebook; «así sé bien qué digo, lo puedo releer, pensármelo un poco...», explica).

Sus dos protagonistas, Èlia, una arquitecta a quien la crisis hace regresar a su pueblo natal en Primavera... y Anna, una diseñadora gráfica, cuya pareja ha sufrido las consecuencias de un ERE en un diario, y con una personalidad recelosa, maniática, hosca y llena de traumas y repliegues que ocultan a L'altra. Un título que va teniendo diferentes explicaciones a lo largo del libro.

Además de las distintas facetas, escondidas y ocultas, de la Anna real, hay también la Anna virtual de las redes sociales, que mantiene una vida sexual paralela que nace en la red pero acaba en la cama de un jovencito skater y sordo. «En las redes sociales te puedes reinventar del todo, hasta puedes cambiar el nombre, fingir que eres más simpático, más feliz, más culto, más concienciado... Es una tentación irresistible», escribe Marta Rojals. Aunque al final, en el libro, tan ficticia acaba siendo la identidad virtual como la que se muestra a los otros en la vida real. «Sí, en el libro sí que pasa. Y quizá en la realidad también: ¿quién lo puede saber? Esta incógnita puede valer perfectamente como una de las conclusiones de la historia que explica L'altra».

REDES Y CRISIS / Tanto los personajes de Èlia como ahora el de Anna reflejan el impacto de la crisis en los jóvenes profesionales urbanos que creyeron ser clase media, gastaron con alegría, hicieron proyectos de futuro y, aunque intentan cerrar los ojos a la realidad hasta el último momento, ven cómo el castillo de naipes se hunde. «Admito que hay poca esperanza en la trama. La única cosa que les queda es que se tienen los unos a los otros. Estaría bien si funcionase como una catarsis, como los griegos con las tragedias, que decían: ¡vaya, pues tampoco estoy tan mal!». Pero aunque se aferren a su Brompton, a su iPhone y a su TV de pago, sí que están mal. ¿Porque sobre todo se han quedado sin expectativas? «Pienso que la pérdida de las expectativas de futuro ha sido lo más devastador. El futuro, por sí mismo, ya es una fuente de incertidumbre, incluso en la prosperidad, pero cuando no tienes manera de saber si al día siguiente podrás cobrar, o si la factura de la luz te impedirá o no comprar en el súper aquella semana, eso son situaciones inéditas para la clase media. El resultado es el miedo. Y cuando tenemos miedo somos muy vulnerables».

GENERACIONAL / Es un microuniverso en el que se han sentido reflejados críticos y autores de blogs literarios, en principio de edades, intereses y circunstancias laborales previsiblemente similares a los de la autora. ¿Es generacional, entonces, el lector de Rojals? «Suponiendo que los facebookeros digan la verdad, la franja de edad de los que han hecho un 'me gusta' es de los 35 a los 45 años. Aunque con el Primavera también creía que era un libro para un público determinado y al final ha sido muy transversal».

Era fácil relacionar a Èlia con lo poco que sabemos de la verdadera Rojals, pero esta vez parece que se ha distanciado más de su personaje. «L'altra la he querido alejar toda entera del Primavera. No solo las protagonistas, sino el tipo de narración, la luz, la atmósfera, todo», teclea. Y del catalán del Ebre a la mezcla lingüística de Barcelona, por razones de «verosimilitud».

«En L'altra, el contexto es la gran ciudad, con la contaminación incluida. En este caso, contaminación lingüística». Los castellanismos compulsivos de un personaje y las correcciones de Anna llegan a ser incluso elementos cómicos del libro. Marta Rojals se siente reflejada en Anna: «Me molesta esta cosa de que hablar correctamente el catalán -y escribirlo- sea considerado cosa de lletraferits y perepunyetes, que reclamarlo se considere una actitud talibán y que en cambio no se tenga esta percepción negativa del hecho de hablar bien el castellano o el inglés o el francés, sino todo lo contrario. Esta doble medida me molesta».