CRÓNICA

Extremoduro y sus fantasmas

El grupo ofreció un largo y laberíntico concierto en el nuevo recinto de Can Zam

Extremoduro, en Can Zam.

Extremoduro, en Can Zam.

JORDI BIANCIOTTO / Santa Coloma de Gramenet

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Exhibición de épica, el sábado por la noche en Santa Coloma, con el regreso de Extremoduro. Más de tres horas de concierto con la versión moderna del grupo, esa que se asienta en largas y, a veces, intrincadas composiciones, y relega a un segundo plano el repertorio más impetuoso de sus primeros tiempos. Pero no se puede negar la voluntad de evolución de este grupo de origen extremeño, que en su día tuvo el mérito de reconvertir un lenguaje tan manoseado como el del rock urbano e imprimirle personalidad tanto en los textos como en las partituras.

Extremoduro estrenó un recinto para conciertos en el parque de Can Zam, que el próximo fin de semana acogerá el festival Rock Fest Barcelona. Una enorme explanada en la que se concentraron unos cuantos miles de fans a los que Roberto Iniesta, Robe, reconoció la fidelidad. «Gracias por volver adonde alguien os quiere sin que volváis», señaló al inicio del concierto, que comenzó sin él, con la instrumental Extraterrestre.

Aunque la primera que cantó fue Sol de invierno, de Deltoya (1992), no fueron por ahí los tiros en el repertorio que estaba por venir. Dominó, como es costumbre en el grupo, el material más contemporáneo, enarbolado por su nuevo disco, Para todos los públicos, del que despuntaron Locura transitoria y Entre interiores, creaciones más propias de un cantautor que de una banda de rock ordinaria, que hablan del marco mental, entre « la locura y la razón», en el que parece moverse siempre Iniesta.

Entre las miradas hacia atrás, una disfrutable Golfa, que le inspiró una dedicatoria relativa al Día del Orgullo Gay. «Si mi lenguaje fuera políticamente correcto, la dedicaría a los que sufren una persecución por su orientación sexual. Pero como no lo es, la dedico a todos los mariquitas que hay en el concierto, sean tíos, tías o lo que les dé la gana ser».

DENSIDAD SINFÓNICA / Pidió que nadie grabara con el móvil Canta la rana porque es inédita y desea «que siga siendo una sorpresa en los próximos conciertos», un ruego inútil: horas después ya estaba colgada en YouTube. Un repaso a La ley innata (introducción y segundo y cuarto movimiento) mostró la cara más sinfónica, densa, de Extremoduro antes de una segunda parte de concierto un poco más desenvuelta. salpicada por las bienvenidas Quemando tus recuerdos Puta. Y la sensación de que Extremoduro sigue siendo un grupo especial aunque a veces su cripticismo pueda atragantarse.