EL ARTE DE LA REVUELTA

La insurrección recorre el MNAC

Una exposición en el Palau Nacional pone imágenes a los movimientos de masas en lucha

'Mano izquierda levantada' (1942) y 'Mano derecha levantada' (1942), ambas de Juli González.

'Mano izquierda levantada' (1942) y 'Mano derecha levantada' (1942), ambas de Juli González. / periodico

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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De desórdenes sociales, de agitación política, de insumisión, de revueltas y revoluciones. De los acontecimientos políticos y de las emociones sociales que conllevan a los movimientos de masas. Llámense Setmana Tràgica, guerra civil española, represión anti budista vietnamita, emancipación feminista, desaparecidos argentinos, primavera árabe, o reivindicaciones laborales de la minería boliviana. Todo son 'Insurrecciones' y de eso habla, como su título indica, la exposición que despliega en el MNAC 300 piezas contemporáneas e históricas de artistas de ayer y de hoy con el objetivo de mostrar cómo el arte se ha encargado tradicionalmente de explicar estas insurrecciones. Desde los 'Desastres de la guerra'  de Goya a los vídeos de Maria Kourkouta sobre la crisis de los refugiados en Europa.

La exposición llega del Jeau de Paume de París, y se fundamenta en el trabajo del filósofo y comisario de la muestra George Didi-Huberman. Por el camino ha perdido el nombre, 'Soulèvements' (la traducción literal del original, 'alzamiento', ha aconsejado el cambio de título por las connotaciones franquistas que el vocablo adquiere por estos lares). Y piezas. Un vacío con el objetivo de incluir otras de la colección del Palau Nacional, obras que hacen más local la muestra pero que a la vez la universalizan. Ahí están las manos levantadas de Juli González, una pieza del MNAC, y un gesto sobrecogedor y trascendente que lo mismo vale para la guerra civil, que para Soweto, que para un conflicto racial en EEUU.

DE SÓCRATES A 'PLAYA DE PORTICI'

La pregunta es obligada: ¿Cómo definir la esencia a de una insurrección? La respuesta, filosófica: "Sócrates,  que era un hombre valiente que había sido soldado del ejército ateniense, mantuvo un diálogo con otros soldados sobre la esencia del valor y al final llegó a la conclusión de que no puede definir la esencia del valor". Así que lo suyo es visitar la muestra para entenderlo. La primera sala es una sorpresa: arte y poesía. La primera pieza, también. Un estudio de Fortuny para su 'Playa  de Portici'. "No haya nada político en él, entonces ¿por qué está a aquí? Por su manera de captar el movimiento. Algo esencial para entender la exposición, un alzamiento puede ir de lo más pequeño a lo más grande, de un grano de arena a 100.000 personas. No importa la escala sino el movimiento", explica Didi-Huberman. 

El gesto ocupa la segunda parte de 'Insurrecciones': una boca abierta, 'Cabeza de Montserrat gritando', de Juli Gonzalez; unos brazos que lanzan piedras, los retratos de las 'Manifestaciones anticatólicas en Londonderry' de 1969’ de Gilles Caron; o los gitanos bailando en una de las fotografía  de Colita. "El canto es fundamental para la insurrección", afirma el comisario. La palabra sigue al gesto: "Todas las insurrecciones necesitan un lema, aunque sea un simpe 'no'". Y para octavillas y carteles los de la guerra civil. Los conflictos y el después de las insurrecciones: el recuerdo, el deseo y su transmisión centran la parte final de la muestra, con imágenes tan icónicas como las icónicas imágenes de Manel Armengol de la manifestación "Llibertat, amnistía, estatut d’autonomia" de 1976 o la no menos famosa de Malcolm Browne con la inmolación a lo bonzo del monje budista Thich Quang Duc en Saigón en 1963.

TANTA LETRA COMO OBRAS DE ARTE

Faltan cosas, sí. Como referencias al movimiento 15-M. Pero es que no se trata de una exposición documental: "El objetivo no es hacer una enciclopedia de la insurrección", sino visual "hemos pensado en la lógica de la estética y en la lógica del a poética", sostiene Didi-Huberman. Una exposición que puede simplemente verse. O leerse. Hay tanta letra como piezas de arte.