ARXIU FOTOGRÀFIC DE BARCELONA

El testamento de Humberto Rivas

La exposición 'Huellas', con 53 imágenes de escenarios y testimonios de la guerra civil española, muestra el último trabajo del fotógrafo argentino

'Corbera d'Ebre' (1998), imagen tomada por el fotógrafo Humberto Rivas, que forma parte de la exposición 'Huellas', que puede verse en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona.

'Corbera d'Ebre' (1998), imagen tomada por el fotógrafo Humberto Rivas, que forma parte de la exposición 'Huellas', que puede verse en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona. / periodico

ANNA ABELLA / BARCELONA

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Las paredes de la iglesia de la plaza de Sant Felip Neri, en Barcelona, donde los bombardeos fascistas causaron 42 muertos, la mayoría niños; las ruinas y los restos de la devastación en Belchite Corbera d’Ebrebúnqueres en Figueres, Menorca, Portbou...; el Fossar de la Pedrera, en Montjuïc, fosa común para 4.000 víctimas de la represión franquista; un 'no pasarán' grabado en el suelo de un camino de Teruel; un refugio en el subsuelo del Poble Sec... son escenarios de la guerra civil, solitarios, descarnados, que se entremezclan con los retratos de personas que la vivieron, ninguna del bando nacional, realizados por el fotógrafo argentino Humberto Rivas (Buenos Aires, 1937 - Barcelona, 2009), que llegó para quedarse a la capital catalana en 1976, huyendo de la dictadura en su país.

Son 53 fotografías que, con una pesada cámara de placas, empezó a tomar en 1995, ya con los primeros síntomas del alzhéimer, y que concluyó con la enfermedad ya avanzada, una década después. “Son su testamento fotográfico. Trasladó el drama de la guerra civil a su territorio formal, enseñándonoslo con sus reconocibles retratos, y con sus calles, fachadas y edificios sin figuras humanas, en imágenes en las que se siente el paso del tiempo y en las que, como un relámpago, ilumina momentos del pasado. Para él, la memoria era importante”, señala Jordi Calafell, coordinador de la exposición ‘Huellas. Humberto Rivas’, que hasta el 8 de abril acoge el Arxiu fotogràfic de Barcelona.

Quizá su interés por la guerra civil española, que ya sentía de joven, estuvo influido por que su madre era portuguesa y su padre italiano y en Argentina vivió en un mundo lleno de inmigrantes, donde el conflicto estaba muy presente, argumenta el hijo de Rivas y también fotógrafo, Salvador del Carril. “El drama parecía irle bien para trasladar un algo trágico que había en su interior”.

“Y llegó huyendo de una dictadura militar a una España en los inicios de la transición que acababa de salir de otra y en la que ya vio las políticas de olvido y desmemoria que aún pagamos hoy -añade Calafell-. Era un ‘outsider’, que lo veía desde fuera y que se puso al lado de los que no querían olvidar, siempre desde territorios muy íntimos”. “También hubiera querido hacer algo con los desaparecidos en Argentina pero al final no pudo”, apunta Del Carril.

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Los retratos, las caras de brigadistas y de hombres y mujeres que fue conociendo y de los que solo sabemos el nombre - Filo, Oriol, Montserrat, Sebastià...-, excepto en el caso del poeta y pintor surrealista Eugenio Granell, llevan al espectador a evocar su historia, la tragedia vista y/o vivida, sus recuerdos, las huellas y las ausencias. Uno de los más impactantes es el de José María (padre del que fue editor de la editorial de cómic La Cúpula y fundador de la revista ‘El Víbora’, Josep Maria Berenguer, revela Del Carril), que aparece con el torso desnudo, mostrando su brazo derecho amputado a la altura del hombro, tapándose la cara y dejando visible entre los dedos solo un ojo que observa a la cámara. “Las fotos no deben explicarse demasiado”, decía. 

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Rivas, Premio Nacional de Fotografía 1997, Premi D’arts Plàstiques de Barcelona y Medalla de Oro al Mérito artístico del Ayuntamiento (que debía recibir a los pocos días de su muerte), y sobre el que la Fundación Mapfre  ofrecerá una gran antológica en el 2018, trajo a la ciudad su visión de la fotografía como arte y creación artística que significó la renovación de la tradición documentalista que dominaba en la escena barcelonesa en la transición, de la que se convirtió en un maestro a seguir para muchos fotógrafos de aquí.

AUDIOVISUAL Y CORTO RECUPERADO

La exposición, que podrá seguir visitándose virtualmente una vez clausurada (en http://arxiufotografic.bcn.cat/humbertorivas/), se completa con un audiovisual con intervenciones de familiares y amigos, entre ellos el artista Joan Fontcuberta y fotógrafos como Toni Catany y Alberto García-Alix, y con documentos personales como “el único álbum de fotos familiar que había en casa”, confiesa su hijo haciendo bueno el dicho de “en casa de herrero, cuchillo de palo”. Rivas se lo había regalado a su mujer y en él había una foto del rodaje en Argentina del corto ‘Los unos y los otros’, en el que se conocieron y que él dirigió. Es el único testimonio de su actividad cinematográfica, que no pudo ejercer porque necesitaba un dinero que solo le daba para comprar una cámara de fotos, revela Del Carril. La pieza, rescatada, podrá verse en La Virreina en febrero.