NOVELA NEGRA

Un justiciero en Bagdad

Un policía persigue a un asesino de niños en plena caída de la ciudad en 'Expediente Bagdad', de Joan Cañete y Eugenio García Gascón

Eugenio García Gascón (izquierda) y Joan Cañete Bayle, ayer en Barcelona.

Eugenio García Gascón (izquierda) y Joan Cañete Bayle, ayer en Barcelona.

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Todo se hunde alrededor de Rashid al Said, doctor en Medicina y estudioso de Nietzsche, policía caído en desgracia desde que investigó a quien no debía. Caen bombas sobre Bagdad, los americanos ya están, se rumorea, en el aeropuerto internacional. Sus superiores huyen, su mujer también quiere hacerlo y los chiís preparan su revancha pintando amenazas de muerte en las puertas de militantes del Baaz como él. Pero aun así, el doctor solo tiene un objetivo, atrapar en medio de este caos al sádico que está asesinado uno a uno a los niños procedentes de un asilo para discapacitados psíquicos, aunque ya no quede justicia a quien entregarlo más que a la suya propia. La trama policial, esta epopeya de un héroe trágico como el doctor Rashid, es el puntal de Expediente Bagdad, (Siruela) la tercera novela que escriben a cuatro manos dos periodistas, Joan Cañete Bayle, corresponsal de EL PERIÓDICO en Jerusalén del 2002 al 2007, y Eugenio García Gascón, residente en capital israelí desde 1991, y que han volcado en ella sus experiencias en la región.

Cañete llegó a Bagdad desde Jordania tres días después del momento en que acaba la novela (su colega Antonio Baquero cubría el conflicto desde el interior de la ciudad para este diario), así que los autores recrean esos días mezclando las crónicas de la caída de Bagdad, las vivencias directas del caos de los meses siguientes y el conocimiento de la región de García Gascón, arabista, corresponsal en la primera guerra del golfo y decano de la prensa española en Israel. Por ejemplo, el asilo nace de un reportaje para este diario durante la posguerra.

La muerte de José Couso en el Hotel Palestina está presente, aunque no se mencione ni su nombre. «Evidentemente es un homenaje. Pero toda la novela está escrita desde el punto de vista de un iraquí, y para él esta muerte que a nosotros nos impactó tanto sería una muerte más. Normalmente cuando un occidental ambienta una novela en Oriente Próximo busca un protagonista occidental. Hemos querido huir de esto. No es Territorio Comanche», aclara Cañete. «Hemos intentado matar al periodista», añade.

Los resultados de la invasión

Pese a la profesión de los autores, y de las críticas a la actuación de la prensa anglosajona como brazo armado informativo de la invasión -«es un poco una caricatura de como el corresponsal es observado por la población local, como un cuerpo extraño», explica García Gascón-, Expediente Bagdad no es una novela sobre periodistas. El protagonista es Rashid, «una persona íntegra pero que se equivoca». Una equivocación que hace ganar complejidad y matices a la novela. Y su voz es la que, por ejemplo, habla del Baaz en términos positivos como un régimen laico y modernizador. ¿Es también la opinión de los autores?

«El resultado lo explica todo. Cómo está ahora el país, 11 años después, con una situación caótica como nunca había vivido Irak, sin ningún orden en el país. Goethe decía que era preferible la injusticia al desorden, y este es un ejemplo perfecto», responde García Gascón. «Es difícil olvidarse de la represión, y de las armas químicas contra los kurdos. Pero la alternativa es peor. El personaje es un baazista, y es lo que ha de pensar él, pero no hay duda de que fue una fuerza laica y modernizadora. Hubo crímenes y corrupción. Pero nacionalizó el petróleo, financió programas de educación...» «Y la situación de la mujer», añade García Gascón.