UNA DE LAS GRANDES EXPOSICIONES DEL VERANO EN BARCELONA

España en blanco y negro

La Pedrera muestra las obras maestras de Francesc Català-Roca, las fotografías en las que extrajo, en los años 50 y 60, la esencia de un país destartalado y a punto de transformarse

La España rural y la urbana 8 Una campesina de La Guardia (Toledo) en 1960 (izquierda) y una estampa del parque del Retiro de Madrid, en 1955.

La España rural y la urbana 8 Una campesina de La Guardia (Toledo) en 1960 (izquierda) y una estampa del parque del Retiro de Madrid, en 1955.

ERNEST ALÓS
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Gran verano para los aficionados a la fotografía en Barcelona: la antológica de Brangulí en el CCCB y desde ayer, en la Pedrera, Francesc Català-Roca, el relevo entre la fotografía de los años 30 y la de la posguerra, el maestro de toda una generación, el Cartier-Bresson español. El centro cultural de CatalunyaCaixa muestra desde ayer el Català-Roca clásico, el que retrató para Destino la España en blanco y negro, la España premoderna del franquismo que estaba a punto de cambiar a marchas forzadas.

La muestra de la Pedrera mantiene casi íntegro el contenido de la exposición y el libro que dedicaron al fotógrafo de Valls (1922-1998) La Fábrica y la Fundación Barrié de Vigo. Incorpora además, ya que el archivo del Col.legi d'Arquitectes de Catalunya conserva los 180.000 negativos que el exigente fotógrafo salvó de la tijera, una cuarentena de fotos que demuestran su interés por la arquitectura, y dos audiovisuales.

El comisario, Chema Conesa, ha limitado su selección al Català-Roca clásico, el que trabajó en blanco y negro entre los años 50 y 60, documentando, explicaba él mismo, «cosas que desaparecerían rápidamente». No se trata, pues, de una antológica exhaustiva, sino de una elección muy intencionada. «Es el mayor fotógrafo documentalista que ha dado este país, consigue combinar los dos planos, la verdad y la belleza», explicaba ayer Conesa. La exposición muestra en gran formato las fotografías cuadradas que después el fotógrafo reencuadraba sin manías en función de las necesidades y de su estrategia de aproximación a la realidad: no crear una realidad ante la cámara sino sustraer de un detalle decisivo una imagen que perdurase en la memoria. Con una mirada intencionada pero no militante: según su hijo Martí, «con la realidad tenía bastante; política no; poética, siempre».

Vea la fotogalería de esta información en http://epreader.elperiodico.com