Escritores anónimos

Jugar con la identidad de los autores se consolida como herramienta de suspense promocional

«El anonimato me permite correr riesgos»_MEDIA_1

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ERNEST ALÓS

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Siempre ha habido razones para que nos hayan llegado obras como anónimas, o con seudónimos sin una identidad clara detrás: desde la inexistencia del concepto de autoría a la necesidad de ocultarla por temores políticos o religiosos, exigencias comerciales, reticencia ante la literatura alimenticia o diversas convenciones sociales. Ahora, en un momento en que exige un esfuerzo titánico que un nuevo autor se gane un espacio en un mercado saturado, ocultar el nombre del escritor puede servir justo para llamar la atención sobre él. Tres autores ocultos bajo seudónimo explican por correo electrónico su experiencia.

ANÓNIMO ¿UN AUTOR ENMASCARADO? 

«El anonimato me permite correr riesgos»

El autor de una delirante  y tarantiniana trilogía que triunfa en internet firma como 'Anónimo' o Bourbon Kid.

-¿Qué prefiere, Mr. Anónimo o Bourbon Kid, como su protagonista?

-Utilizo muchos nombres distintos, pero mis editores me conocen simplemente como BK.

-Su trilogía parece un Objeto Literario No Identificado. ¿Con qué géneros la podríamos relacionar? ¿O deberíamos compararla con Robert Rodríguez o Tarantino?

-Me he atrevido casi con cualquier género. El libro sin nombre empezaba como un wéstern pero después pasaba al horror, la fantasía y el thriller criminal con un elemento sobrenatural (y Elvis). El cementerio del diablo empieza como una road movie pero se transforma en un concurso musical con Michael Jackson y zombis (y Elvis). Hay tantos géneros que ¿por qué debería limitarme a uno?

-Asesinatos, vampiros, zombis, bromas, dobles... ¿Su intención es hacer reír, horrorizar o desconcertar?

-Mi intención es hacer historias divertidas y distraídas. Pero no hago chistes deliberadamente. Todos los personajes se toman a sí mismos muy en serio. Pero si mezclas zombis, hombres lobo, vampiros y dobles de celebrities en el mismo libro que un serial killer es inevitable que que hasta cierto punto sea divertido. Muchos lectores me dicen que rieron en El ojo de la luna cuando un vampiro se lleva un tiro en el culo, aunque no tenía que ser divertido.

-La crítica de El libro sin nombre en EL PERIÓDICO lo definía como un «apocalipsis freak de la era pop». ¿Es una buena definición?

-¡Es una gran definición! Una de las cosas buenas de ese libro es que es único. Te guste o no, te garantizo que nunca habrás leído algo así.

-Su último libro publicado en España es El cementerio del diablo. ¿Habrá otra novela con Bourbon Kid?

-He escrito una cuarta, El libro de la muerte. Por desgracia estaba de tan mal humor cuando la escribí que fui demasiado lejos con la violencia y he decidido guardarla en el cajón. Ahora trabajo en algo nuevo, anónimamente, por supuesto.

-¿Por qué esconde su identidad? ¿Es usted un autor novato y por lo tanto es un instrumento promocional? ¿O es usted un escritor con experiencia que quiere mantener dos identidades separadas?

-Llevo mucho tiempo escribiendo y he usado distintos nombres. Pero el anonimato me permite correr riesgos porque nadie lo comparará con mi trabajo previo. Y la gente disfruta con el aire de misterio en torno a mi identidad.

-¿Qué opina sobre los rumores acerca de su verdadera personalidad? ¿Hay alguno especialmente absurdo?

-Algunos son hilarantes. El más frecuente es que soy Tarantino y el más divertido, que soy el príncipe Carlos. También han hablado de Dan Brown, Robbie Williams y Lady Gaga. Suele ser halagador. Y alguno se ha acercado a la verdad.

-¿Alguna vez conoceremos su identidad? ¿O su edad o nacionalidad al menos?

-No tengo intención de revelarla, pero estoy seguro de que algún día se conocerá. Probablemente me emborracharé y firmaré por error con mi nombre real en una entrada de Facebook.

NIL BARRAL ¿CONOCIDO ESCRITOR CATALÁN?

«No soy un mercader. Amo la novela negra»

Según sus editores, un autor «reconocido», bajo seudónimo, se estrena en la novela negra con 'L'home que dormia al cotxe'.

-¿Por qué utilizar un seudónimo? ¿Quiere mantener la distancia con el género negro, con la cuestión de la homosexualidad presente en el protagonista de su libro? ¿Es un truco editorial y justo antes de Sant Jordi sabremos su nombre?

-¡No soy un mercader! ¡Ni mis editores son unos oportunistas! ¡No, señor! Amo la novela negra con pasión. Ahora, la cuestión de la homosexualidad es otra cosa... Ah, pienso mantener el seudónimo, no sé si indefinidamente.

-¿Hay alguna pista en el seudónimo que ha elegido (que suena bastante a Joan Barril)? Ha habido bastantes intentos de adivinar su verdadera identidad. ¿Alguno particularmente desacertado? Hago una prueba: ¿es usted Emili Teixidor?

-No comment.

-Mantiene un perfil de Facebook a nombre de Nil Barral. ¿Responde personalmente?

-¡Claro que sí! ¿Piensa que tengo una legión de secretarios?

-Hablemos del libro. Investigador privado, secretaria, bebe whisky de malta (también le gustan el café y la música clásica). ¿Le tiran más los clásicos que los nuevos autores que prefieren la verosimilitud de utilizar en sus tramas a mossos, forenses y periodistas?

-Hey, que mis policías son mossos (con alguna excepción) y que no soy ningún anciano.Un poco clásico sí que he salido, mira. Y ahora mismo acabo la siguiente, en la que hay periodistas.

-Utiliza una expresión, perdiguer, que hace unos días Andreu Martin nos explicó que fue un hallazgo de Jaume Fuster. En catalán, la novela negra siempre ha tenido dificultades para acertar con el registro adecuado. ¿Cuál ha sido su opción?

-Perdiguer es de Jaume Fuster, en efecto. ¿Sabe una cosa? Más dificultades tuvo el noruego, que léxicamente se apoyó mucho en el inglés. Yo creo que el catalán ya tiene una buena tradición en género negro.

-¿Pero cree que ya se ha normalizado la novela criminal en la literatura catalana, o aún está tanteando el territorio? ¿Cuáles son sus referentes, locales o internacionales?

-Creo que la librería Negra y Criminal ha hecho una gran función. Y La Cua de Palla. Creo que hacen falta colecciones propias, aunque se ha avanzado mucho. ¿Referentes? Uf. Hammett, claro, y Andreu Martín, y Vázquez Montalbán, Larsson, Léo Malet, Clarice Lispector, Camilla Läckberg...

-¿Satisfecho con la experiencia?

-Estoy emocionado y nervioso. Reincidiré, claro. Si los editores me lo permiten.

HÉCTOR MALVERDE ¿PROFESOR?

«La literatura siempre es una venganza»

Tras Héctor Malverde se oculta, aparentemente, un académico 'serio' que vuelca en una guía su pasión por la novela negra.

-«Es literatura en estado puro. Sirve para aprender, para disfrutar, para reírse a carcajadas y para quedarse pensativo», dijo Rafael Reig de su propio Manual de literatura para caníbales. Pienso lo mismo de su guía. ¿Y usted?

-Muchas gracias, es usted tan exagerado como amable. Me alegra que el libro produzca efectos tan dispares. Yo mismo he aprendido y disfrutado mucho más de lo que esperaba, me he reído a carcajadas y en ocasiones me he quedado pensativo en la soledad de mi cuarto.

-¿Es usted Reig?

-Yo no, ¿y usted? Ni Rafael ni Reig, me temo¿ pero es un honor que me comparen con él.

-¿Oculta su identidad por conflicto de intereses profesional, coquetería académica?

-Probablemente una mezcla de todo lo anterior: coquetería profesional de intereses académicos en conflicto. O el hastío, o la edad, las terapias inútiles, la vanidad, las reuniones de departamento, la soledad. Marsé tiene razón, más razón que Philip Roth: la literatura siempre es una venganza.

-¿Qué opina del uso del anonimato (no digo que sea su caso) como instrumento promocional?

-Dígalo sin complejos. Y, después de decirlo, respóndame a esta pregunta: ¿hay algo que no pueda ser instrumentalizado promocionalmente en el mundo de la industria cultural?

-¿Le duele que muchos de los grandes sigan teniendo los mismos lectores de siempre, mientras se cuela tanta morralla entre la moda sueca?

-La morralla ni se crea ni se destruye, solo se transforma y se cuela por doquier. Y no, no me duele en absoluto. Dado el panorama voraz y la identificación sospechosamente automática entre los niveles de audiencia y la calidad de las obras, me gusta que haya buenos escritores que mantienen un grado de independencia intelectual suficiente como para entrar en el mundo de la fidelidad de los buenos lectores.

-¿Cómo le pueden gustar tanto tantos autores (136) y tan distintos como Ellroy y Coben?

-Si viera mi videoteca, mi colección de discos y las fotografías de las mujeres que me han roto el corazón¿ La pasión, como el yo de Montaigne, ondula.

-Distingue entre autores adictivos como Conolly y Ellroy y apetitosos. ¿Pero no es el uso de elementos generadores de adicción una de las características del género?

-La adicción es un mecanismo narrativo prácticamente infalible. Ninguna poética puede ignorarlo. Pero el grado de adicción y los objetos que la producen son asunto más biográfico que estrictamente literario. Borges enseña que toda adicción procede de un choque de trenes entre la narración y la historia personal del lector.