UNA COOPERATIVA AUDIOVISUAL PIONERA EN ESPAÑA

Érase una 'Ventafocs'...

Drac Màgic recupera el 25 de abril la histórica versión del cuento de los hermanos Grimm, la primera película que se dobló en catalán

Drac Màgic

Drac Màgic

MANUEL DE LUNA / BARCELONA

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El cuento de la primera Ventafocs que habló catalán en cine nació en 1977, pero la historia real de cómo se fraguó este modesto capítulo del catalanismo fue en 1970, cuando un monje de Montserrat, Climent Molas, comentó a un grupo de veinteañeros inquietos que se debería lograr que los colegios fuesen al cine, como parte de su formación, y a ser posible en catalán, claro.

La chispa prendió entre estos jóvenes, hartos de vivir en un país petit en el que no podían hablar con libertad. Sus referencias culturales e ideológicas -y económicas- les llevó a plantear una cooperativa, pero no podía aparecer la palabra cine. «Estaba asociado con la mala gente», recuerda Dolors Manté una de las fundadoras de aquella idea, que se inscribió como Cooperativa Productora de Medios Audiovisuales. La crearon 12 socios, que pusieron 25 pesetas cada uno. Eran más, pero algunos no podían aparecer por ser mala gente, como era el caso de Miquel Porter i Moix.

Manté no recuerda el origen del nombre de Drac Màgic  («Quizá fue fruto de una larga e intensa noche de debate», bromea), pero sí que el cartel de la cooperativa era un popero diseño de Enric Satué: un dragón afín al mundo brillante de Sargent Pepper Yellow Submarine, y a años luz de gris ceniza de una España aún bajo el palio.

La idea de Drac Màgic era tan obvia como innovadora: llevar los colegios al cine, con un fin didáctico, y enseñar a leer el lenguaje audiovisual. El trabajo de la cooperativa era buscar películas infantiles y coordinar las salidas de los colegios a las salas. Uno de los primeros que empezó a colaborar fue otro histórico: el desaparecido cine Ars, con Josep Oriol Bassa al frente.

Así comenzó esta historia real. Pero faltaba un capítulo importante: cine infantil en catalán. De 1971 a 1977, todas las películas proyectadas eran en castellano. Pero en 1977 se dio el paso:  como era muy caro doblar, se asociaron con la distribuidora de cine infantil Juvensa y aprovecharon la ley de entonces, que obligaba a producir tres películas españolas para conseguir una licencia para doblar una extranjera. «Contactamos con la Universal, que producía aquí mucho cine y por tanto tenía muchas licencias -recuerda Manté-. Universal estaba en Barcelona y su director, Enric Aguilar, que era catalanista, nos vendió las licencias que le sobraban sin ningún problema. Además,  la ley decía que eran licencias de doblaje de películas extranjeras, pero no especificaba el idioma».

El 31 de marzo de 1977 (día en que Barcelona apareció empapelada con carteles de «Josep Tarradellas, el nostre president»), se empezó a doblar en La Voz de España La Cenicienta de Václav Vorlícek, adaptación del cuento de los Grimm checa y, por tanto, muy roja: sin calabaza, ni hadas y con una protagonista con criterio, carácter y nada abnegada. Fue un trabajo complicado por el que tuvieron que asociarse tres empresas: Drac Màgic, Rialles y Cavall Fort. Precisamente fue el director de la popular revista infantil, el lingüista Albert Jané, el encargado de traducir al catalán esta película (y las más de 40 que vinieron a continuación, entre las que destaca Els barrufets, todo un pelotazo en su época).

Y 38 años después del estreno, el 25 de abril, volverá La ventafocs (remasterizada). Será el primer párrafo del nuevo capítulo de la historia real de Drac Màgic: la flamante distribuidora Pack Màgic. Como afirma su responsable, Patrícia Tamayo, los niños aún quieren ver cine en las salas. Y los cientos de miles de padres que han pasado por las sesiones de Drac Màgic corroboran que esto no es un cuento.