Épica rodada

Vetusta Morla sonó impecable en el primero de dos directos en el Sant Jordi

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Vetusta Morla están empezando a dar conciertos solo de dos en dos. Ya ofrecieron un par de noches seguidas con la presentación de La deriva, en mayo del año pasado (al que se sumó su paso por el Festival Cruïlla); y casi un año después, de nuevo han ofrecido doblete, solo que ahora en como el Sant Jordi Club, un espacio todavía más amplio que la sala grande de Razzmatazz.

En la primera de las noches, la del viernes, el guion no cambió en exceso respecto a lo ya visto en la gira del 2014. Espectáculo centrado en La deriva. No plantearon un escenario excesivamente complicado pero se reveló funcional: puntos de luz escogidos pero efectivos; visuales modificados en directo, interactuando con la actuación que se desarrolla...

Si acaso, se nota el paso de los meses. El show Pucho se deja la voz (sin desafinar) a cada momento, y con él unos fans entregados.

Sorpresas en el repertorio, lo dicho, bien pocas: la única más o menos inesperada fue Boca en la tierra, de Mapas, que ellos mismos avisaron llevaban tiempo sin tocar. Por lo demás, todas las favoritas de fans habidas y por haber: del reciente ataque a la clase política Golpe maestro a canciones más antiguas que forjaron su popularidad como Copenhague, Sálvese quien pueda o, esta ya en los bises, Golpe maestroCopenhagueSálvese quien puedaValiente.

CRECIMIENTO Y MULTIPLICACIÓN / Durante la actuación, el grupo recordó su amistad especial con el público catalán y barcelonés. De su discreto paso por La Boîte, en el año 2004, para un show con el que perdieron dinero, han pasado a actuar por partida doble (o triple, si contamos los tres conciertos de presentación de Mapas y si sumamos Cruïlla a los dos de Razzmatazz con La deriva). En vista de la respuesta en este primer concierto de los dos programados, es una amistad en constante crecimiento.