ESTRENO DE CINE

Sérgio Machado: "Aprendí mucho más en la favela que lo que enseñé"

El cineasta brasileño estrena 'El profesor de violín', relato sobre unos chicos de la favela que recuperaron la esperanza gracias a la música clásica

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DAVID GARCÍA MATEU / BARCELONA

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Más que un filme convencional, es la proyección de una orquestra con historia propia. Basada en hechos reales, el director Sérgio Machado acaba de estrenar su última película: ‘El profesor de violín’. La memoria de un grupo de jóvenes que encuentran en la música la esperanza para dejar atrás los problemas de la favela brasileña donde viven: Heliópolis (São Paulo).

Brasil es la tierra del fútbol y la samba, pero elige experimentar con la música clásica. El maestro italiano, Claudio Abbado, ha dicho que “el futuro de la música clásica está en las favelas latinas”. Ellos pueden aprender la técnica y la disciplina, pero llevan una cosa en el corazón: la samba.

La vibración carnavalesca. Es una emoción muy fuerte que suma a la música clásica un nuevo componente. Improvisación y pasión. ¡Y a veces suena muy bien! En las favelas tienen muy poco conocimiento de la música clásica, pero cuando estábamos en pleno rodaje, la actriz a la que estábamos grabando se puso a cantar e hizo llorar y aplaudir a las 1.500 personas que nos estaban mirando.

Sin saber ni siquiera en qué momento de la película se encontraban. Para mí la música en general es muy importante. Y sobre todo, sin poner jerarquías. Por eso utilizamos letras de la leyenda del rap brasileño Mauro Mateus dos Santos (alias Sabotage), quien fue asesinado a tiros en la favela y dejó una canción que no le dio tiempo a musicalizar. La orquestra la acabó interpretando.

En la película utiliza la música como salvavidas ante tanta violencia. Creía que era importante hablar de los problemas de los brasileños, pero bajo un punto de vista esperanzador. Tenía que hacer protagonistas a las personas que están buscando soluciones.

Como el profesor de violín Laerte. Toda la película es una mezcla de ficción y realidad. Incluso los niños que actúan crecieron en las favelas. La historia es sobre ellos y de ellos. En Heliópolis viven 250.000 personas, pero entre ellas hay 2.000 niños que estudian cada día para salir. Esa imagen es muy impactante y te hace ver como los problemas son más fáciles de solucionar de lo que parece. Con solo un poco de dinero de la corrupción, armas o seguridad, se podría hacer mucho más para arreglar los problemas de estas familias.  

La película la termina cerrando su propia familia. Un día que vino mi hijo de 8 años al rodaje me dijo: “Papá, ¿me compras un violín?”. Pero no le creí. Pensaba que no iba a tocar y le di a elegir entre el violín o una Play Station. Eligió la música. Ahora en agosto va a hacer una audición in situ. Pero hay otra historia que aún me interesa más…

¿Cuál? Yo a veces tengo miedo de hacerme viejo y no poder hacer cine, lo único que sé hacer. Con el guión resolví algunas de las crisis que podía tener. Escribí sobre un violinista que recupera la pasión. Como me pasó a mí a partir de hablar con los chicos. Ahora creo que aprendí mucho más en la favela que lo que enseñé.