Mary Beard: "Es importante no admirar a los romanos"
Entrevista con la historiadora Mary Beard, premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. Acaba de publicar en España 'SPQR'
Ernest Alós
Coordinador de Opinión y Participación
Periodista
ERNEST ALÓS / BARCELONA
Mary Beard, catedrática de Clásicas en Cambridge, se ha convertido en la principal divulgadora del mundo romano en el Reino Unido. Allí la televisión pública sí produce series como las que ella ha presentado, y la BBC pone al frente de ellas a los máximos especialistas en la materia, se peinen o no; Beard se ha convertido en una ácida polemista en las redes sociales contra los trolls que la han criticado por no tener el aspecto físico habitual en las presentadoras de TV. En ‘Pompeya: vida y muerte en una ciudad romana’ (2010), ‘Conoce a los romanos con Mary Beard’ (2012), ‘Pompeya: nuevos secretos revelados por Mary Beard’ (2016) y ‘Ultimate Rome’ (2016) ha conseguido combinar la erudición, y la incorporación de enfoques como el del feminismo al estudio de la antigua Roma, con la capacidad divulgativa. Por eso motivo la semana pasada fue galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. En España, de todas formas, podemos encontrar la mayor parte de sus libros publicados por la editorial Crítica, con títulos como 'Pompeya, historia y leyenda de una ciudad', 'La herencia viva de los clásicos', 'El triunfo romano' y el reciente 'SPQR', una historia de Roma desde su nacimiento hasta el edicto de Caracalla, el momento en el que, al conceder la ciudadanía a todos los habitantes del imperio, según su autora la Roma clásica pasa a convertirse en otra cosa. Al cabo de unas horas de que recibiese la noticia, Beard encontró un momento para contestar alguna preguntas por correo electrónico.
Usted explica en ‘SPQR’ cómo el mundo romano levanta toda una serie de sentimientos: imaginación, fantasía, horror y diversión. Así lo creo.
Esto basta para explicar el interés que suscitan sus programas de TV? ¿Qué enfoque es necesario para captar a la audiencia como usted ha hecho. No creo que sea difícil interesar en los romanos a la gente si explicas la historia correctamente. Las audiencias populares son inteligentes. ¡Lo importante es no tratarlas como si fuesen estúpidas!
La ficción ha sido siempre otra forma de divulgación de la historia de Roma. Yourcenar, Graves y Vidal, y también Lindsey Davis o Simon Scarrow, o los péplum del cine y la TV. ¿Han servido para alimentar ese interés, o para difundir errores? Realmente, han ayudado a difundir ese interés (y siempre podemos recordar a Shakespeare). Y lo aplaudo, siempre que no los tratemos como si fuera verdad.
En ‘SPQR’ usted concluye que no debemos creer que los clásicos pueden darnos lecciones sobre cada uno de nuestros problemas actuales. Y añade que la manera correcta de aproximarse a ellos es ‘dialogar’. ¿Qué entiende por dialogar? Quiero decir que si leemos discusiones de los antiguos sobre controversias como las libertades civiles o los derechos ciudadanos o el imperialismo, leemos análisis agudos que nos hacen pensar más. Cuando Tácito escribió ‘Crean un desierto y lo llaman paz’, hablando del imperialismo romano, está señalando a unas cuestiones incómodas y a debes que hoy son relevantes.
Por ejemplo: ¿si extremamos los paralelismos con ese punto de vista clásico de las hordas bárbaras amenazando las fronteras del imperio, no estamos haciendo más que alimentar miedos y prejuicios? Es demasiado simple pretender que el final del imperio fue causado por las invasiones bárbaras. Eso es solo cierto en parte (el imperio oriental sobrevivió hasta 1453). Muy pocos estudiosos del mundo clásico argumentan ya de esta forma.
Es difícil no ser consciente de la herencia de Roma en Italia, o en cualquier otro país mediterráneo. ¿Y en el Reino Unido, hasta qué punto existe esta sensación de continuidad? El Reino Unido aún tiene una dependencia geopolítica de Roma. ¿Por qué es la capital Londres, estando situada en un lugar tan poco conveniente? Porque los romanos la pusieron allí.
Si nuestros orígenes no estuvieran tan profundamente enraizados en Roma, quizás veríamos su expansión de una forma muy similar a otros genocidios de la historia. Creo que es importante no admirar a los romanos. Fueron brutales, si no genocidas incluso. Pero aun así podemos seguir considerándolos interesantes.
En el prólogo de su libro señala el caudal incesante de nuevas investigaciones sobre el mundo clásicos. ¿Cuáles son las principales nuevos puntos de vista que han alimentado estas investigaciones? Hay dos puntos de vista. Parte de todo este nuevo conocximiento nos habla de qué comía la gente, dónde vivían, etcétera. Pero los mayores avances siempre vienen de hacernos nuevas preguntas sobre el mundo antiguo.
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