ESTRENOS DE CINE DE LA SEMANA

Lone Scherfig: "Hago cine romántico, pero lleno de furia política"

La directora danesa habla del cine propagandístico y del papel de la mujer de la Gran Bretaña de los años 40 en 'Su mejor historia'

La directora danesa Lone Scherfig.

La directora danesa Lone Scherfig. / periodico

NANDO SALVÀ

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Desde que se dio a conocer con 'Italiano para principiantes' (2000), la directora danesa Lone Scherfig ha usado su cine para restaurar a la comedia romántica su buen nombre. Su novena película, 'Su mejor historia', utiliza una premisa romántica para hablar de la industria del cine propagandístico y del papel de la mujer en la Gran Bretaña de principios de los 40.  

El cine propagandístico no suele gozar de buena reputación, pero el retrato que hace Su mejor historia está lleno de ternura. Por supuesto, porque el cine nunca ha sido tan esencial para la gente como lo era en Londres en la segunda guerra mundial. En una ciudad asediada a diario por los bombardeos, para sobrevivir la gente necesitaba películas; historias realistas que a la vez dieran esperanza. Y en ese sentido me pareció esencial reflexionar sobre la responsabilidad que los cineastas tienen con su audiencia. Tenemos la obligación de usar las historias para transmitir nuestros valores y creencias. Yo jamás haré una película por dinero, o sobre asuntos que no me parezcan significantes.

¿Cree que actualmente el cine tiene la misma capacidad que entonces para afectar a la gente? Aún puede cambiarnos la mirada. Puede hacer que, al salir del cine, el espectador no sea la misma persona que era cuando entró; pero para eso las películas no pueden ser rígidas y dogmáticas, deben dejar sitio al espectador para que haga sus propias reflexiones. Yo hago cine romántico que, a la vez, está lleno de furia política, y que quizá tenga más efecto en la gente que las películas que se dedican a dar sermones.

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¿Cuál fue su mayor reto a la hora de capturar la vida en tiempos de guerra? En aquella época terrible la gente moría de repente. Cada mañana, durante los bombardeos de la ciudad, los londinenses se levantaban y descubrían que varias personas a las que conocían habían muerto durante la noche; y cada vez que una persona salía a las calles de Londres se arriesgaba a que fuera la última. Durante el rodaje nos empeñamos en que nuestro retrato tuviera algo de luz y optimismo, que no fuera puramente trágico. Pero, en última instancia, hay que hacer justicia al drama de la guerra.

¿Por qué cree usted que se siguen haciendo tantas películas sobre la segunda guerra mundial? Creo que dentro de un siglo seguiremos hablando de la segunda guerra mundial. Porque sus posibilidades dramáticas son ilimitadas y por tanto, dependiendo del enfoque que se adopte para hablar de ella, sirve para explorar cualquier aspecto de la condición humana. Por eso es una pena que, por culpa del cine, la guerra haya quedado reducida al Holocausto. Si hoy en día le pregunta usted a un adolescente sobre ella, todo lo que saben es que los alemanes trataron de aniquilar a los judíos.

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Según su película, en los años 40 la industria del cine era claramente sexista. ¿Diría usted que lo sigue siendo? Inevitablemente. Pero mentiría si dijera que yo lo he sufrido. Siempre me he sentido muy respetada y apoyada. Quizá es por eso que no me siento a gusto erigiéndome en portavoz feminista mientras hablo con usted en una suite de un hotel de lujo. Creo que la voz que importa es la de las mujeres que realmente son explotadas o marginadas. En todo caso, creo quienes hablan del sexismo en el cine suelen olvidar el contexto.

¿A qué se refiere? Está claro que la mujer juega un papel secundario en la industria del cine, pero eso es lógico si se considera el papel que jugamos en el resto de ámbitos. Faltan directoras, y productoras, y ejecutivas de Hollywood, del mismo modo que también faltan juezas, y neurocirujanas, y presidentas de gobiernos. Y cualquier mejora a la que aspiremos debe tener eso en cuenta. La industria no está dirigida por villanos que se pasan el día conspirando para marginar a las mujeres. Lo que pasa es que son hombres. Si yo dirigiera un estudio, te garantizo que ese estudio produciría muchas películas sobre mujeres.