Javier Ruibal, emoción en familia

El cantante y guitarrista presenta Casa Ruibal, alianza con sus hijos Javi y Lucía, y el pianista Iñaki Salvador, por primera vez en un escenario catalán, el del teatro Joventut, dentro de Barnasants

El cantante y guitarrista gaditano Javier Ruibal.

El cantante y guitarrista gaditano Javier Ruibal. / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Javier Ruibal no será simplemente Javier Ruibal, este domingo en el teatro Joventut, de L’Hospitalet (19.00 horas), sino uno de inquilinos de Casa Ruibal, el grupo que integra con sus hijos Javi y Lucía y el pianista Iñaki Salvador. Un formato cuyo vínculo sentimental entraña sus peligros. “Ellos hacen su trabajo y soy yo quien corre el riesgo de emocionarme a mitad de camino y quedarme ahí en el escenario con un nudo en la garganta”, explica el cantante y guitarrista gaditano.

Casa Ruibal comenzó a andar hace cuatro años y es ahora cuando se muestra por primera vez en Catalunya, en el marco de Barnasants. Pues ya era hora. “Es un espectáculo con música y baile y requiere unas necesidades, un teatro con caja negra y espacio suficiente, de ahí que hayamos tardado en venir”, informa Ruibal. “¡Pero no caduca!”, bromea. El recital cubre canciones de toda su trayectoria con énfasis en su “parte más flamenca”.

Javi, de 33 años, es percusionista, además de productor de discos como los dos últimos de su padre (y los de su propio grupo, Glazz), y Lucía, de 26, es ‘bailaora’. “Está bien que ambos eligieran disciplinas diferentes de la mía, así que no hay nada que comparar”, razona el padre. El cuarto vértice, Iñaki Salvador, es como de la familia. “Forma parte de nosotros. Ellos han crecido en su presencia”, asegura Ruibal, que en el pasado ha trabajado con pianistas como Chano Domínguez y Jesús Lavilla.

NANA CON RETRASO

En su disco ‘Quédate conmigo’ (2013) había una canción titulada ‘Baila Lucía’ que ahora cobra un sentido integral. “Es la nana que le debía de niña, hecha realidad cuando ya era adulta y artista”, explica Ruibal, que cuando nacieron sus hijos evitó dedicarles canciones. “Me daba cierto pudor: es lo que hacían muchos artistas melódicos y no quería caer en eso”. Pero, más allá del mensaje amoroso hacia su hija, ‘Baila Lucía’ es una advertencia de las responsabilidades del artista. “Le recuerdo que se ha comprometido a bailar para conmovernos y que no valen trampas ni trucos, que hay que ser serio y riguroso”.

Casa Ruibal ofrece un espectáculo “con una pequeña teatralización sobre la casa de un artista donde los hijos terminan dedicándose al oficio”, y no contempla su plasmación discográfica. Ahí, la última noticia de Ruibal es ’35 Aniversario’, la caja de dos compactos y dos DVD que lanzó el año pasado. Un trabajo en el que este cantautor de imaginario poético andalusí refleja cuatro noches de recital, junto a las murallas de Cádiz, con amigos como Kiko Veneno, Martirio, Miguel Ríos, Jorge Drexler y Carmen Linares.

EL ESTÍMULO CONTINUO

Tras este tiempo, ¿ha llegado Ruibal donde quería? “La plena satisfacción nunca se tiene, y eso es estimulante porque te pide seguir trabajando”, razona. Él es de los que, para sus adentros, siempre piensa que “podría haberlo hecho mejor”. Raramente escucha sus discos de otros tiempos y, si se le pregunta, considera ‘Pensión Triana’ (1994), grabado en directo en el estudio, como “uno de los que más significado tienen” de su carrera.

Comenzó grabando en multinacionales, pasó luego a discográficas pequeñas y ahora publica sus trabajos con su propio sello, Lo Suyo Producciones. “La gran compañía buscaba otro tipo de artistas y tenía otras estrategias. Pero yo no miro hacia atrás”, apunta. Grabar en el estudio “es la reflexión y también el trucaje”, mientras que el directo expone sus artes de un modo más espontáneo. ¿Más puro? “Es lo que más se parece a lo que somos”, considera. Tiene compuestas más de la mitad de las canciones de un nuevo disco, pero no aún es pronto para hablar de él. “Lo único que me importa es el concierto de mañana, y el de pasado, y luego el siguiente…”