VISITA DE UNA ESTRELLA DE LAS FUSIONES MUSICALES

Idan Raichel, en la intimidad

El músico israelí debuta en Barcelona tras 15 años de carrera con un recital en solitario, a voz y piano, en la sala Apolo

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JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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En la música de Idan Raichel se cruzan las esencias acústicas de su país, Israel, con ingredientes de pop y electrónica y diálogos con sonidos tradicionales de la diáspora judía y de más allá. Una propuesta que ha cambiado de formas y colores, integrando colaboradores de todo el mundo, y que llega a Barcelona, por primera vez tras 15 años de carrera, en su versión más esencial: un recital en solitario que ofrecerá este jueves en Apolo (21.30 horas).

Voz, piano, ‘loops’ de percusiones y algunos juguetes de sus dos hijas serán los efectivos de los que este inquieto creador de 39 años se servirá en la puesta en escena de su disco ‘At the edge of the beginning’, el primero que no firma como The Idan Raichel Project sino con su simple nombre y apellido. “Voy al revés: generalmente, los músicos van creciendo e incorporando colaboradores e instrumentos”, bromea. “Pero mi banda siempre ha sido grande: 15 músicos en escena. Y echaba de menos poder invitar al público al salón de mi casa. De eso va este recital”.

CALIDEZ HUMANA

Ofrecerá un repertorio en hebreo con el que espera comunicar con el público “de igual modo de que en cualquier lugar se puede disfrutar de una canción de Édith Piaf o de Mercedes Sosa sin conocer el francés o el español”, razona. Hablar aquí de canciones es pertinente: si en discos anteriores, Raichel tendía a experimentar con texturas e instrumentaciones, ahora centran atención las melodías tal y como fueron creadas, en un clima diáfano y suavemente melancólico. El disco se grabó en la casa de sus padres y ha quedado impregnado de “un sentimiento de añoranza” y de “calidez humana”, señala. Las canciones hablan de la necesidad afectiva “en una época en que ya solo pedimos amistad a través de Facebook”.

Haberse iniciado con el acordeón, antes de pasar al piano, le ayudó a tener, dice, “los oídos abiertos” a músicas de variada procedencia, “del tango al vals pasando por la música gitana balcánica”, lo cual le hizo desear trabajar con músicos de otros orígenes. Propósito cumplido: voces como las del malinés Vieux Farka Touré, la portuguesa Ana Moura, la colombiana (actualmente residente en Barcelona) Marta Gómez, la caboverdiana Mayra Andrade, el alemán Andreas Scholl y la israelí de cultura árabe Mira Awad han dejado sustanciosas huellas en su discografía.

DISTANCIAS MENTALES

De su obra se desprende “el mensaje de construir puentes”, subraya Raichel, que en su caso no suena a retórica: ciudadano de “un área de conflicto”, dice estar habituado a convivir con “el sentimiento de que al otro lado de la frontera está el enemigo” cuando él quiere ver en sus vecinos “culturas de las que hay mucho que aprender”. Israel no debería ser, dice, “una isla” con sus fronteras cerradas. “Tengo un buen amigo, músico palestino, que vive a 45 minutos de mi casa pero solo podemos vernos en Europa”, lamenta.

Raichel aboga por un “mutuo conocimiento” al que, en su opinión, las campañas de boicot no hacen ningún favor. “Respeto a quienes las promueven: les preocupa Oriente Medio y salen a la calle a protestar en lugar de quedarse en casa. Pero no creo que sea la manera, porque para hacer la paz hace falta diálogo. En lugar de criticar a artistas como Serrat y Sabina por actuar en Israel, deberían haberlos animado a ir, a cruzar la frontera de Gaza y ver las cosas con sus propios ojos para que de vuelta lo contaran”.