André Téchiné: "Ser un autor no me interesa en absoluto"

El realizador vuelve a centrarse en la juventud en su nuevo en su último filme 'Cuando tienes 17 años'

André Téchiné.

André Téchiné. / DAVID CASTRO

NANDO SALVÀ

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A lo largo de casi cincuenta años de carrera, en películas como 'Recuerdos de nuestra infancia' (1975), 'Los juncos salvajes' (1994), 'Los ladrones' (1996) y 'La chica del tren' (2009), ha explorado conflictos familiares, despertares sexuales y sentimientos de alienación. Vuelve a hacerlo en su vigésimosegunda película, el drama 'Cuando tienes 17 años', en el que observa a dos jóvenes que luchan contra la violencia de sus sentimientos.

Pasa el tiempo y usted parece seguir fascinado con la juventud, ¿por qué? Supongo que me permite construir puentes con las nuevas generaciones a través de mis películas. O quizás sea más bien que la sigo retratando con el fin de seguir sintiéndome joven. En la adolescencia, las experiencias con las que fantaseamos se parecen mucho a las experiencias que vivimos, a diferencia del mundo de los adultos en el que nuestra realidad es una negación de nuestros sueños. Además, la juventud es una etapa radical, de rebelión contra la familia y la institución. Sé que suena patético, pero la echo de menos. Por eso sigo acercándome a ella con diferentes objetivos.

¿Y cuál ha sido su objetivo en 'Cuando tienes 17 años'? En primer lugar he querido mostrar la violencia consustancial a esa edad, a través de dos personajes que no son capaces de comunicarse con palabras y por tanto lo hacen con sus cuerpos. La película muestra la transformación gradual de esta agresividad en atracción y deseo, a medida que ambos empiezan a identificar sus sentimientos y se van liberando de los prejuicios que han sido preprogramados para sentir acerca de la homosexualidad. En resumen, la película relata un proceso de desprogramación.

La película, en todo caso, no parece tener un discurso específico acerca de la homosexualidad. En efecto. No hemos querido elaborar tratados sociológicos ni nada por el estilo. Es solo que la heterosexualidad sigue dominando casi todo el terreno de la ficción y me parece bien abrir espacios a otras formas de sentimiento. Además, en cuanto planteas asuntos como la homofobia siempre corres el riesgo de caer en el cliché y la caricatura. A mí, al contrario, lo que me interesaba era defender que la solidaridad es posible, que incluso en comunidades pequeñas y a priori cerradas la hospitalidad está presente. Merece la pena creer en un mundo donde existe la comprensión mutua.

¿Por qué decidió contar con Céline Sciamma, también una cineasta reconocida, a la hora de escribir el guión? Porque es una gran observadora de la adolescencia. Además, yo tiendo a ser un narrador algo barroco y a irme por las ramas y Céline, al contrario, tiene un enfoque más directo y conciso. Su cine es muy simple, muy lineal y directo, y eso era lo que a mi modo de ver esta historia pedía.

¿Por qué? No quería un solo diálogo de más. Los jóvenes no expresan sus emociones igual que los adultos y, frente a su incapacidad con las palabras, mis personajes se expresan con sus cuerpos. Quería una película lo más física posible. Una película de acción, si se quiere, en la que los personajes están siempre en alerta, siempre agitados, siempre en movimiento.

Los intérpretes más jóvenes del filme apenas tienen experiencia. ¿Eso dificulta el rodaje? Al contrario, lo simplifica. Los actores jóvenes no tienen prejuicios ni están contaminados por la experiencia. El peor tipo de actor es el típico profesional que se apoya por completo en su técnica y que al final afronta todos los personajes de la misma manera. Los mejores intérpretes, de hecho, son aquellos que a lo largo de los años mantienen la gracia de los principiantes.

Además de la mirada a la adolescencia, 'Cuando tienes 17 años' incluye otros temas habituales en su cine. ¿Es consciente? Solo después de haberla hecho. Mi deseo es siempre renovarme y hacer que cada proyecto sea radicalmente distinto al anterior. Ingmar Bergman solía decir que la crítica que más le había afectado en toda su carrera era una sobre 'Sonata de otoño', titulada 'Bergman hace de Bergman'. Prefiero ser un director variado que uno personal. Ser un autor no me interesa en absoluto. No es eso lo que me atrajo al mundo del cine inicialmente.

¿Qué fue? Crecí en un ambiente familiar cerrado y asfixiante. No era un chaval atlético y era muy tímido. Para mí el cine fue una vía de escape. Y lo que me gustaba sobre todo eran las películas de espadachines, y los wésterns, y el musical americano. Yo no quería parecerme a tipos serios y oscuros como Jean Gabin. Quería bailar como Fred Astaire.