Entre pillos anda el juego Focus

Focus es una película muy sofisticada acorde con el mundo de los timadores de altos vuelos que retrata. Mezcla ingredientes de relato de intriga y comedia romántica, todo ello vampirizado por la presencia de un Will Smith que se mueve bien en esta mezcolanza genérica, ya que es esencialmente un comediante que funciona bien en el thriller y la acción.

Pero las características básicas y ambivalentes del filme las marcan su pareja de directores, los muy peculiares Glenn Ficarra y John Requa. Responsables del guion de la vitriólica Bad Santa de Terry Zwigoff, realizaron después Te quiero, Phillip Morris, una comedia negra sobre la homosexualidad con Jim Carrey y Ewan McGregor, y Crazy, stupid, love, o cómo el atribulado Steve Carell es iniciado en las artes de la seducción amatoria por el hierático Ryan Gosling.

Focus no juega con las parejas masculinas como los dos anteriores filmes del tándem. Por el contrario, se construye a partir de una pulsión, deseo, relación, pérdida y reencuentro amoroso heterosexual: el veterano timador que acepta a una novata en su grupo, acaba enamorándose de ella, la mantiene a distancia e intenta recuperarla tiempo después. La acción se mueve por escenarios de Nueva York, Nueva Orleans y Buenos Aires, pero no es un filme itinerante o cosmopolita. De hecho, lo importante de Focus es lo que pasa por la cabeza de su protagonista masculino, un timador lúcido y sofisticado sobre quien recae una posible lectura de la actual crisis de valo-

res. QUIM CASAS

G. Ficarra y J. Requa