Nuevo reconocimiento para el historietista gallego

Entre el mar y la memoria

REALISMO MÁGICO 3 Dos viñetas de 'Ardalén', con algunos de los personajes creados por Miguelanxo Prado, entre el sueño y la realidad, con el mar siempre omnipresente.

REALISMO MÁGICO 3 Dos viñetas de 'Ardalén', con algunos de los personajes creados por Miguelanxo Prado, entre el sueño y la realidad, con el mar siempre omnipresente.

ANNA ABELLA
BARCELONA

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T ardó casi tres años y medio en terminar las 256 páginas de la ambiciosa Ardalén (Norma) y desde su publicación, en el 2012, Miguelanxo Prado (A Coruña, 1956) se ha preguntado a menudo si valía la pena embarcarse en proyectos que implican tanta dedicación. Ayer, mientras desayunaba en un hotel rural de Segovia, donde pasa unos días «fuera del mundo» para descomprimirse, recibía la llamada del Ministerio de Cultura para anunciarle que había ganado el Premio Nacional de Cómic, dotado con 20.000 euros. «Ahora tengo la respuesta. Siempre he tomado decisiones intuitivas y he hecho lo que me pedía el cuerpo. Y he sido muy afortunado porque mis obras siempre han encontrado un público muy fiel. Tengo cantidad de amigos que hacen un trabajo magnífico pero el azar ha jugado en su contra y pasan desapercibidos», comenta por teléfono el artista gallego.

Ardalén, premiada también como Mejor Obra en el pasado Salón del Cómic de Barcelona, y cuyo título alude a un viento caribeño que cruza el Atlántico hasta Galicia, vincula a un anciano inmerso en sus recuerdos con una mujer de mediana edad en paro y recién divorciada que llega a una aldea gallega buscando pistas sobre su abuelo, que emigró a Cuba en los años 30 y no volvió. Con una atmósfera de realismo mágico y, como destacó el jurado del Nacional, «con una maestría técnica en el uso del color», Ardalén tiene un «carácter poético, que mezcla la realidad con el sueño, la memoria y el olvido». En opinión de Prado, «al final cada uno somos el resultado de nuestra memoria, que es lo que nos define, nos dice quiénes somos. Ardalén gira en torno a los recuerdos, cómo las personas se van construyendo, los sentimientos que almacenamos: cariños y amores, odios… Eso es  lo que define nuestras vidas».

En Ardalén, publicada en Francia, Alemania, Holanda y Portugal, el autor ha vuelto a recurrir al mar: un personaje que lleva en la sangre, «evocador e hipnotizador», y con el que ya envolvió su celebrada Trazo de tiza (premiada en 1994 en el Salón de Barcelona y en Angulema) y la película de animación De profundis (2007). Tras obras con «tanto desgaste personal» como esta y Ardalén, tenía ganas de divertirse, revela sobre su próximo cómic. «Me apetecía empezar una aventura de corte fantástico o un thriller. Pero la realidad se impuso y tras un cabreo leyendo noticias sobre desahucios y preferentes me he decidido por una narración sobre esto tipo thriller policiaco, en plan denuncia».

Prado, director desde 1998 del festival Viñetas desde el Atlántico, colaboró desde los 80 en Cairo, Cimoc, Zona 84, Comix Internacional, 1984 o El Jueves y en su currículo figuran obras como la humorística Quotidianía Delirante, Tangencias, Stratos, y colaboraciones con Neil Gaiman en The Sandman. Noches eternas, en la animación de Men in black, producida por Spielberg, y para la tele gallega. «Pero por larga que sea tu trayectoria y aunque te premien no puedes evitar que cada vez que emprendes un nuevo proyecto te entren las dudas y la inseguridad -confiesa-. El único analgésico para ese mal son los lectores, cuando ves que lo reciben bien, y si las críticas son buenas te tranquilizas algo. Pero el efecto es temporal. Al empezar una nueva obra vuelven las mismas inseguridades».

PACIENCIA / Prado, que opina que, pese a la crisis, el cómic vive una «edad de oro», llegando a nuevos lectores y con diversidad creativa, advierte a los jóvenes dibujantes: «Hay que tener paciencia, ser conscientes de que dedicarse al cómic es una carrera de fondo. Un libro debes pensarlo bien, estructurarlo, desarrollarlo, Y eso lleva tiempo. En los 80 vi gente muy dotada que tiró la toalla. Y no es la única profesión en la que es difícil vivir solo de ella, mira sino a muchos novelistas».