Ensayo de orquesta

Josep Pons y los músicos del Liceu preparan la cita con 'Elektra'

Ensayo de la Orquesta del Liceu.

Ensayo de la Orquesta del Liceu. / periodico

ROSA MASSAGUÉ / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La Orquesta del Liceu se prepara para la cita que promete ser la más excitante de la temporada. El día 7 llegará 'Elektra', la ópera de Richard Strauss, con una producción del malogrado Patrice Chéreau que desde su estreno en el Festival de Aix en Provence (2013) ha hecho ya historia. Viene a Barcelona con el reparto original formado por Evelyn Herlitzius como protagonista, Adrianne Pieczonka (Chrysothemis) y Waltraud Meier (Klytämnestra), un trío inmejorable para una partitura de gran dificultad.

El pasado jueves la orquesta hacía una tercera lectura de la ópera en la sala de ensayos. El guirigay de la afinación de los instrumentos daba paso a un breve silencio. Josep Pons, el director, había aparecido e iba al grano: "Compás 220". Empezaba el ensayo en la escena del tortuoso encuentro de Elektra con su madre, Klytämnestra. Escasos minutos después se detenía para ir de vuelta a cuatro compases antes del 220, ahora solo con maderas y metales. Se añadían violonchelos y contrabajos, pero estos últimos iban un poco tarde. Se tomaron tan en serio el aviso que en un pasaje más adelante se anticiparían una corchea. Y tampoco era eso.

El maestro Pons iba dirigiendo el tráfico orquestal. Detenía a unos, hacía circular a otros, añadía indicaciones: "Exageren las dinámicas", "no se precipiten", "tiene que ser más descriptivo". "Ya se ve que aquello (se refería a los metales) es más interesante que lo nuestro", advertía a los violines para que bajasen la intensidad.

COMO TOM Y JERRY

En la escena en que aparece un joven sirviente pedía más agilidad y ligereza, "como Tom y Jerry". Y sí, acababa sonando como una persecución entre el gato y el ratón. O buscaba "un tono más oriental" en otro pasaje y reclamaba a arpas y maderas "un color mágico". O exigía una "explosión enorme" cuando Chrysothemis anuncia a Elektra que Orestes, el hermano que ha de vengar el asesinato del padre Agamenón, está muerto (luego resulta que vive).

Pese a esta petición hecha en un momento concreto, Pons manifestaba una preocupación de principio a fin del ensayo. El volumen. El maestro no paraba de reclamar que el sonido fuera 'piano': "Más 'piano', que no se va a oír a esta pobre mujer", que no es otra que Elektra obligada a competir todo el rato con el enorme volumen orquestal. En otro momento avisaba: "Aunque aquí no cante nadie, no es necesario este 'forte'". El aplauso de la mañana se lo llevaron los fagots a los que Pons hizo repetir un pasaje varias veces para que las cuerdas grabasen el ritmo que les marcan aquellos instrumentos.

Llegados al descanso, ante la máquina del café de la que solo manaba chocolate, un Pons con tejanos ajustados, bambas blancas impolutas y una camiseta con la reproducción de una manzana pintada por Durero, desgranaba las dificultades que plantea la obra con la que Strauss llevó la tonalidad al límite. Una de ellas es la de encontrar la transparencia necesaria para que cada voz tenga su plano sonoro, "que se entienda la música interna". Y eso es su responsabilidad. El segundo escollo no es cosa suya. Es la acústica demasiado seca de la sala que hace difícil la reverberación del sonido. Otra preocupación, como se vio durante el ensayo, es el volumen. 

80 MÚSICOS

Con una formación de 80 músicos, el maestro sabe que en el foso van a estar "como sardinas" (hay un estudio para ampliarlo, pero no parece que sea el momento para realizarlo). Sin embargo, Pons hablaba de lo ilusionados que están los músicos, de su energía. La orquesta ofrece una imagen joven y muy renovada con una media de edad que ronda los 40 años. Hay veteranos, músicos nuevos y otros que están a prueba durante un año según las normas que ha introducido el director para mejorar la calidad de la formación.

'El ocaso de los dioses', la obra que concluye la tetralogía wagneriana interpretada la pasada temporada, avanzaba ya el cambio aunque haya algún bache como el reciente concierto centrado en Mozart. Por eso 'Elektra' será la prueba del algodón del estado de la orquesta.