CRÍTICA

El enigma de una infancia

Juan Cárdenas da voz a un narrador en el filo de su abismo

RICARDO BAIXERAS

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Edificada bajo las ruinas de un pasado que se quiere conquistar,Los estratos, de Juan Cárdenas (Popayán, Colombia, 1978), es la voz de un narrador obsesivo en el filo de su abismo. Si a primera vista puede parecer que este monólogo interior pretende construir un presente banal lo cierto es que, a medida que avanza la novela, el lector ya se ha percatado de que lo que está en juego es la infancia de un protagonista cuyo modo confuso le acerca más a la locura que a la serenidad: «Esto no es tan serio como parece, solo intento decir algo, poner palabras en la penumbra que crece».

Es más que notable el uso de los espacios. No hay ni un ápice del viaje iniciático a la selva y al espacio regionalista deLa vorágine, ni al claustrofóbico espacio cerrado -y genial- de las novelas de Onetti. Tampoco a la ciudad abierta de Cortázar. Los lugares por los que pasea el narrador son el submundo de la ciudad, escenarios de una derrota que ya se anuncia: parques industriales, vertederos, cementerios, grandes superficies, aparcamientos, hoteles…

La forma en la que se ha propuesto Cárdenas contar estaceremonia de la confusiónes excelente porque consigue dejar atónito al lector que va sumando capas, pliegues y estratos al dibujo impreciso del protagonista sin nombre: «... el lamento es una voz. Una voz humana. Alguien que habla sin tregua y de un modo que hace pensar en un grifo que hubieran dejado abierto por descuido».

Las dos primeras partes (FallaySedimento) narran los acontecimientos de un hombre cuya mujer está siempre ausente en un casa vacía en la que suena el teléfono. El modo beckettiano de narrar es un hallazgo alejado, claro está, del barroquismo exótico del realismo mágico. Frases cinceladas a golpes («todo se solapa con todo y reverbera») en busca de la imagen de un protagonista que deambula por aquellos escenarios desahuciado, patológico, enfermo de sí y enfrentado a la normalidad que asola en derredor en una ciudad insoportable. La tercera (Temblor) es, si se quiere, más narrativa, más detectivesca, porque el narrador despliega el enigma de su propia infancia y la búsqueda agónica de su nana.Los estratoses la incertidumbre del umbral de una explosión y su zumbido.

3LOS ESTRATOS

Juan CárdenasSFlbPeriférica. 204 p. 17 €