crítica

'Els nens salvatges', fragilidades de la adolescencia

QUIM CASAS

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La directora madrileña Patricia Ferreira (Sé quien eres, El alquimista impaciente, Para que no me olvides) se acerca enEls nens salvatges a la realidad periférica de tres adolescentes catalanes enfrentados, más por sistema que por convicción, a todo lo que les rodea, incluidos ellos mismos y sus necesidades afectivas.

Els nens salvatges, coronada como mejor película española en el último festival de Málaga, es un relato sobre la incertidumbre y la soledad. Su estilo es el del retrato casi documental, vena naturalista, que busca, ante todo, pulsar las inseguridades y debilidades de los tres jóvenes protagonistas a partir de una situación irreversible y aquellas cosas y personas que les rodean.

Poco a poco se nos van suministrado las informaciones necesarias para que entendamos el deterioro de sus relaciones familiares, hastiados de unos padres que no les comprenden y a los que ellos se niegan a comprender; la virulencia con la que afrontan el hecho escolar y la relación con los profesores y el resto de alumnos; el descontento, en suma, de toda una generación más allá de la crisis económica y la pérdida de ciertos valores e ideales políticos y sociales.

La película de Ferreira carece de la moralina evidente de productos comoEl bola(Achero Mañas, 2000), que transitaban por otros territorios a partir de personajes similares en unas situaciones límite.Els nens salvatges tiene algo de abstracto, ya que no busca respuestas sino únicamente dibujar el clima que precede a las preguntas, y también de ese romanticismo hoy en desuso, y aquí distante, de los rebeldes sin causa.