Ellie Goulding, un desfile de estribillos imparables

25 canciones son demasiadas para casi cualquier concierto, pero Ellie Goulding consiguió el viernes en el Sant Jordi Club que parecieran pocas. Los visuales sofisticados, la presencia de bailarines y los cambios de vestuario (siempre dejando entrever su adicción al 'fitness') ayudaban al entretenimiento, pero el secreto fue una colección de estribillos que, por desgracia, todavía no cuenta por aquí con la popularidad ni el reconocimiento merecidos.

La actuación de la diva electro-pop británica pasó del Palau Olímpic de Badalona a un espacio más pequeño y ni siquiera así se obtuvo el lleno. Para Goulding no supuso ningún agravio actuar finalmente en el Sant Jordi Club: nos aseguró que tras un puñado de directos en espacios inmensos, poder ver de cerca a sus fans era una bendición. Fans en muchos casos muy jóvenes a los que teóricamente las letras sobre relaciones tóxicas de ida-y-vuelta de Ellie les deben sonar algo lejanas. Pero, ¿quién se resiste a esos estribillos?

Flanqueada por banda completa y un gran trío de coristas, Goulding repasó el material a menudo inflamable de 'Delirium' (2015), además de rescatar casi todos los mejores temas de sus dos primeros discos. Digo casi porque no sonaron la reveladora 'Under the sheets' ni 'This love (will be your downfall)', inexplicablemente.

BAILE Y FRENESÍ

La primera parte fue todo un festival 'uptempo' e incluyó hitos como 'Goodness gracious', con gran melisma final; la jacksoniana (por Michael o Janet) 'Something in the way you move'; su colaboración con Calvin Harris 'Outside', o la muy doo-wop 'Around u'. Tras una toma acústica de 'Devotion' con ella misma a la guitarra, hubo más baile, frenesí y 'delirium'. Mención especial para la gloriosa 'Don’t need nobody', compuesta por Ellie con ayuda del sueco Peter Svensson, autor de todos los clásicos de The Cardigans.

Y llegó la hora de las 'powerballads', para la que Goulding se puso un vestido blanco que parecía de novia. 'Explosions', 'My blood', el homenaje a su amiga Hannah 'Army' ("siempre estás ahí para que te llame", snif) y una acústica 'Lost and found' rebajaron el ritmo de la noche, que no la intensidad.

La balada que faltaba cayó al final, tras 'hits' como 'Onmymind', 'Codes' y 'Anything could happen': 'Love me like you do', aportación tan simple como irresistible (el quid está en el tartamudeo del estribillo) a la banda sonora de '50 sombras de Grey'. Canción y concierto acabaron en una gran lluvia de confeti, entre sonrisas y alguna lágrima.