entrevista

Eduardo Chapero-Jackson: «Me he expuesto mucho con 'Verbo'»

El director madrileño Eduardo Chapero-Jackson, ayer en Sitges.

El director madrileño Eduardo Chapero-Jackson, ayer en Sitges.

JULIÁN GARCÍA

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Reputado autor de cortometrajes, Eduardo-Chapero Jackson (Madrid, 1971) salta al largometraje conVerbo,una personalísima, y muy atrevida, fábula sobre el vacío adolescente. El filme, presentado ayer fuera de concurso en el festival de Sitges, aborda el espinoso tema del suicidio juvenil con un desconcertante híbrido de recitado cervantino, hip-hop, graffiti, juego de rol, videojuego yanimeque lo convierte en una absoluta rareza dentro del cine español actual.

-¿Asume, señor Chapero-Jackson, que su película es muy especial?

-No era un propósito consciente, pero sí, parece que la gente que la ha visto piensa eso. Mis referentes son muy sencillos: El mago de Oz, El viaje de Chihiro, los cuentos infantiles, cosas así. Supongo que es una película distinta porque está un poco en tierra de nadie. No es una de entretenimiento juvenil en sentido estricto. Tampoco es un acercamiento a la adolescencia desde el arte y ensayo. Solo he pretendido hacer un cuento contemporáneo, hablar con lenguaje juvenil de cosas que les afectan: el desarraigo, el vacío, el desconcierto, la desmotivación. Es como haber hecho una película para el chaval que yo era, el adolescente perdido que yo era.

-¿Cuánto hay de usted en la historia de la protagonista, Sara, la chica que huye de la realidad para adentrarse en un extraño mundo de fantasía?

-Algunos puntos de partida. Crecí en un barrio similar, una ciudad dormitorio. El último portal de Madrid. Más allá solo había descampado. Veía desde la ventana el cementerio de la Almudena, el más grande de Europa. Tenía también la sensación de ir a clase y cumplir con las asignaturas, pero sentir que nada de lo que me enseñaban servía para nada. Me sentía un poco quijotesco, como le pasa a Sara.

-Pero Sara no parece vivir una vida tan terrible como para pretender suicidarse...

-Es cierto. Ella es el reflejo de esos jóvenes que no vienen de una clase social marginal ni tienen grandes problemas, pero sienten una desconcertante acumulación de vacío. Hay muchos problemas psicológicos en chavales occidentales de clase media y alta. El fracaso escolar es de un 30%, y no hablamos de chicos marginales. No encuentran ilusión ni identificación con nada, pese a lo mucho que tienen. Es el contrasentido, la ironía.

-¿Teme que Verbo,dado el tema que trata y, sobre todo, el modo cómo lo trata, pueda ser una película incomprendida?

-Sí, claro. Siento que me he expuesto mucho con temas que quizá para algunas personas puedan resultar risibles porque están tratados desde la ingenuidad propia de la adolescencia. Con los años la vamos perdiendo y nos volvemos más prácticos, más cínicos. Habrá gente que vea la película y diga: «¡pero qué me estás contando!». No sé. Asumo lo que he hecho. Lo tenía que hacer. Aunque me siento muy desnudo, muy vulnerable, muy expuesto. Me ha miedo que la gente no vea que la película es un guiño a la ingenuidad.

-¿Qué se ve haciendo ahora después de Verbo?

-Estoy con dos guiones. Uno es muy pequeñito, muy contenido. Después de lo mal que lo he pasado haciendoVerbo,de lo duro que ha sido, me apetece algo más pequeñito, más rápido de hacer. El otro guión es algo más complejo. Estoy con dos cosas porque nunca se sabe. Todo dependerá de donde me dejeVerbo.