Interferencias

Desafíos históricos y escondites absurdos

NANDO
Cruz

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DEL SIGLO XIX AL XXI

3Mientras el 80% de grupos de este festival se mueven musicalmente entre los años 70 y los 90, ya sea por haberse formado entonces o por reciclar hallazgos sonoros de esas décadas, la cantaora Rocío Márquez bordó un espectáculo flamenco que viajó del siglo XIX al XXI. De las cuevas al post-rock de Tortoise. Del toque ancestral de Pepe Habichuela al viaje astral pilotado por Refree. Y, de ahí, al más allá con la aparición del Niño de Elche en una recta final son red y aterradora. Hasta los fans de Salem y Sun O))) hubiesen caído rendidos. Uno de las propuestas más osadas y mejor resueltas de los 15 años de historia del festival.

EGO 0-OFICIO 5

3Los Replacements dieron una lección de modos e historia. En menos de una hora enlazaron una veintena de canciones, alternando títulos propios y versiones de Chuck Berry, Jackson 5, Joy Division y hasta el clásico ska My boy lollipop a una velocidad de vértigo y con un ímpetu impropio de su edad. La cara de Paul Westerberg era la viva estampa de la satisfacción. Como años atrás Bob Mould y Afghan Whigs, en los regresos de grupos estadounidenses de los años 80, el oficio está por encima del ego. No nos están revendiendo su gloria marchita; se están reconciliando con su pasado y con el placer de tocar. Y se nota. Vaya si se nota.

CONTRA VIENTO Y MAREOS

3No es nada fácil llenar solo con música los escenarios más descomunales de este festival. Y menos, a plena luz de día. A menos que seas Baxter Dury y tengas una banda precisa y versátil como la suya. Trajeado como James Cagney en Marina D'Or, chapurreando un castellano imposible, poniéndose fino de whisky caliente y exagerando sus modos entertainer autoparódico sorteó incluso los constantes problemas de sonido y esas rachas de viento que se llevaban la música de un lado a otro. Quienes aún sueñan con infinitesimales reuniones de Pulp y Blur deberían dejarse seducir por el hijo de Ian Dury.

REGUFIADOS EN EL PÁRKING

3El Hidden Stage es un escenario escondido al que solo se accede con pases gratuitos que a las seis de la tarde ya han volado. Una burbuja dentro de la burbuja en la que han actuado The Pastels, Battles y Sierra Leone Refugee Allstars, entre otros. Lo de estos últimos fue especialmente absurdo. Tampoco eran nada del otro mundo (reggae de tercera y soukous de segunda), pero traer a una banda de músicos que huyeron de la guerra y esconderlos en un párking para que toquen ante 200 escogidos tiene delito. La obsesión por generar experiencias exclusivas está alcanzando límites patológicos. Ah, además los afortunados espectadores también se llevaban de regalo una pulsera de silicona con dos bombillitas que al aplaudir brillan más. #topedeguay.