ENTREVISTA

David Trueba: "Pedir el boicot a una película es fascismo"

El escritor, cineasta y periodista publica su quinta novela, 'Tierra de campos', protagonizada por un músico de éxito que entierra a su padre en su pueblo natal

David Trueba, en la libreria La buena vida de Madrid.

David Trueba, en la libreria La buena vida de Madrid. / periodico

OLGA PEREDA / MADRID

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David Trueba ha puesto mucho de sí mismo en el protagonista de 'Tierra de campos' (Anagrama), un músico que quiere enterrar a su padre en el pueblo donde nació. Al igual que él, Trueba fue un niño de Estrecho, popular barrio de Madrid donde en los 70 no nacían muchos artistas precisamente. La quinta novela del cineasta, escritor y periodista es ficción, sí, pero también una certera y divertida clase de historia que nos dice de dónde venimos como país.

'Tierra de campos' es un homenaje a las generaciones anteriores. El protagonista veinteañero mira las manos de su padre, que de joven ya había arado mucho y vivido una guerra mientras que las suyas "solo habían servido para hacerse pajas". Es un libro sobre el reencuentro; cómo dos cosas opuestas -un agricultor y un músico de pop rock- no están tan lejos como creemos. Venimos de ahí y somos lo mismo. Le hemos puesto teléfonos móviles a nuestra vida, pero no hemos resuelto los conflictos importantes. Durante muchos años, con mi padre y con abuelos y padres de amigos, me he preguntado cómo era posible que personas tan tiernas pudieran matarse en una guerra. Cuando veo lo fácil que es construir el odio, la agresividad y la violencia, pienso que no eran tan raros. Todo eso no fue fruto de su ignorancia sino de una manipulación constante para llevar a la gente a un enfrentamiento que ahí fue bélico. Mañana lo puede ser otra vez.

Su última película, 'Vivir es fácil con los ojos cerrados', reivindica la bondad. Este libro parece reivindicar la empatía. Ambas virtudes son escasas hoy. La violencia es decidir que la idea de otro no es compatible con la tuya. De puertas para afuera hay una adulación general: "Somos muy buenos, quizá nos vendría bien la autocrítica, quizá nos merecemos lo que nos pasa..." ¿Qué? No, no. Una persona tiene que salir y quejarse. Es su derecho. Si renunciamos a eso, ¿qué queremos? ¿Que todos nos acaricien y que todo sea bonito? La bondad es un conflicto. Por ejemplo, con los refugiados. "No hay que recibirlos. Los americanos primero. Los españoles primero...". Cuando yo tenía 15 años, daba vergüenza que alguien dijera eso en público. ¿Qué hemos hecho para que ahora se diga y se ganen votos?

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En la novela menciona a una locutora de radio que arenga a los alcaldes para no contratar al músico después de escribir una canción de sacerdotes pederastas. ¿Está en peligro la libertad de expresión? En mi juventud, nadie quería ser autoritario ni franquista. Salíamos de eso y se produjo un magma de gran libertad en la televisión, la literatura, el cine y la vida. Y nadie se sentía ofendido. Ahora veo que hay una dictadura de las costumbres y un miedo a no ser popular, a que te cierren el negocio. La amenaza del boicot, por ejemplo. Esto se ha llamado siempre fascismo.

¿Lo que se hizo con la película de su hermano Fernando, La reina de España, o con La reina de EspañaEl guardián invisible¿Pedir que se boicoteen? Claro que es fascismo. Tú puedes decir "jamás voy a consumir esto o lo otro", pero lo que no puedes hacer es arengar bajo la excusa más peregrina de todas, que es decir que el patriotismo español es bueno y el patriotismo catalán, marroquí o estadounidense, malo. Lo de mi hermano no me pareció que fuera el motivo del fracaso comercial de la película, ni mucho menos. Sería concederle demasiado poder. Hace daño, claro, pero no tanto. Las críticas fueron malas y a lo mejor a la gente no le apetecía ver esa película. Pero la actitud del boicot es muy peligrosa. La gente tiene derecho a decir lo que piensa, incluso a equivocarse, y a que no se la persiga por ello. Yo no pienso como mi hermano. Me fui con 20 años de España y cuando volví pensé que tenía que adecuarme a mi país. Lo lo he discutido con él muchas veces y le digo que los demás países no tienen nada que envidiar al nuestro.

Pedir el boicot a beber Coca-Cola, ¿es fascismo también? Claro. El otro día un señora me dijo que no había que comer pan [risas]. Pero los boicots han existido desde siempre. El más importante fue el boicot a los judíos en la Alemania nazi. 

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En la novela habla de un vídeo de Nina Simone que tiene en internet infinidad de 'Me gusta' y cuatro 'No me gusta'. El protagonista se pregunta: ¿quiénes son, de dónde salen, por qué odian? Hay un concepto en las redes que me perturba: el concurso de Miss España constante. Dejemos de sentirnos aterrados porque no somos Miss España. Parece que hay una votación continua, a ver cuántos 'likes' tienes o cuántos seguidores. Yo no compito. No se puede ser la más guapa o el más guapo todos los días. Somos artistas (¡qué palabra más fea, por cierto!). Pero nuestra obligación es ser nosotros y aceptar que hay gente a la que no le gustas. Sin votaciones diarias al respecto.

"No se te ocurra hacerte mayor", le dice el protagonista a su hija. Es una frase que yo les he dicho muchas veces a mis hijos [tiene dos, de su relación con la actriz Aridna Gil]. Que no tengan prisa por hacerse mayores. La obligación de los padres es preservar ese paraíso. Los niños tienen que vivir la infancia, tienen derecho a ser niños.

Ahora, con dos años, ya tienen que ir a clases particulares de inglés... Yo no fui al colegio hasta los siete años, y es una de las claves de mi vida. Eso sí, mi madre era ama de casa y hacía su vida: planchar, fregar, cocinar y escuchar Radio Nacional. Y yo lo hacía a su lado. Oía en la radio cosas que un niño de mi edad ahora no oiría. En mi casa se veía la película que mis hermanos decidían, y tú estabas ahí. Eso no te roba la felicidad, lo que te roba la felicidad es convertirte en un oficinista del violín o de los estudios.

¿Por qué nos hemos vuelto locos con la estimulación de los niños? Una vez, un amigo mío, que es pintor, y yo fuimos a una reunión del colegio de nuestros hijos. Él levantó la mano y le preguntó a la directora cuáles eran los planes para la enseñanza artística. La mujer dijo: "Aquí no queremos al próximo Picasso, sino al próximo director del FMI", que era Rato en ese momento. Así nos va. Mi amigo y yo tuvimos el valor de mandar a la mierda ese colegio.

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En su noche triunfal de los Goya del 2014 Hay un cierto interés en que parezca irresoluble. Todo el mundo enumera los agravios en un lado y otro, pero nadie propone una solución distinta a la suya. Hace tiempo que hay trampas en el juego, no están todas las cartas sobre la mesa. Es posible que una región se separe del país si no quiere pertenecer a él, pero hay que hacerlo de una manera transparente y acordada, no aprovechándose de una coyuntura. Pero la posibilidad existe y es constitucional. Existe un proceso para hacer eso y no es el 'procés'. Nadie quiere ser racional, a cada uno le interesa que sea irresoluble. 

Es muy complejo. Sí, con esto del Tribunal Constitucional yo me pongo en la piel de los jueces. ¿Qué haces ante una persona que ha quebrado la ley y que a la entrada del juzgado dice que lo volvería a hacer? Pues hacer lo que ha hecho el tribunal. La ley es la ley. Si se la salta hoy Artur Mas, mañana se la puede saltar Donald Trump. Si me parece mal que se la salte Trump, me tiene que parecer mal que lo haga Mas. Y puedo estar de acuerdo con él en muchas cosas, pero no en eso. Insisto, creo que es posible que un territorio se separe, pero eso, que afecta a la vida de los ciudadanos, no puede ser utilizado coyunturalmente por unos políticos.