LOS ESTRENOS DE CINE DE LA SEMANA

David Gordon Green: «Con Nicolas Cage daría la vuelta al mundo»

El director norteamericano estrena el drama 'Joe'

El cineasta David Gordon Green.

El cineasta David Gordon Green. / periodico

NANDO SALVÀ

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El director norteamericano David Gordon Green (Little Rock, Arkansas, 1975) pasó de ser coronado heredero de Terrence Malick gracias a dramas líricos como George Washington (2000) o Undertow (2004) a perder el favor de la crítica por culpa de las comedias Caballeros, princesas y otras bestias (2011) y El canguro (2012). La comedia beckettiana Prince Avalanche lo devolvió a un buen camino que ahora certifica el drama sureño Joe, Joedesde hoy en los cines españoles. En ella, Green retrata la relación entre un exconvicto con problemas de temperamento, interpretado por Nicolas Cage, y un adolescente desesperado por escapar de la pobreza y de su padre alcohólico.

-El libro de Larry Brown en el que Joe se basa fue publicado a principios de los 90, pero la película puede entenderse como una reflexión sobre los problemas económicos actuales. ¿Fue un elemento que usted enfatizó deliberadamente? 

-Mi objetivo primordial fue generar drama pero también busqué la autenticidad, y la vida en ciertas áreas de Texas es terrible. Como director, entiendo que en cuanto dirijo la cámara hacia una situación estoy poniendo una conversación sobre la mesa. Tengo la confianza en que Joe podrá estimular debates sobre la pobreza en Estados Unidos pero también, por ejemplo, sobre el maltrato doméstico o sobre el alcoholismo.

-El protagonista de Joe tiene un trabajo cuando menos inusual: envenena árboles. Una de sus características como director es que usted acostumbra a poner en pantalla personajes que en otras películas nunca vemos. ¿Es consciente de ello? 

-No sé qué decir. En todo caso, yo mismo siempre he tenido trabajos pintorescos desde que tenía aproximadamente 10 años. He sido jardinero, celador en una institución mental, conserje en un casino y obrero de la construcción. He trabajado en empresas de investigación de mercado y en fábricas de suministros médicos. Siempre busco cambios de tercio. Por otra parte, soy una persona curiosa y entrometida. Me encantan las historias cotidianas, y me apasiona escuchar disimuladamente conversaciones ajenas para  elucubrar luego teorías sobre las vidas de los demás. Soy el amigo perfecto, la compañía idónea para irse de copas: me encanta escuchar. Estoy convencido de que todo el mundo tiene su propia historia épica.

-Joe es un tipo indudablemente defectuoso. ¿Se iría de copas con él? 

-No lo dudaría ni por un instante. En realidad, soy amigo de un montón de gente que es como él, o al menos parecida. Personas que no encajan fácilmente en este mundo porque tienen opiniones políticas o puntos de vista controvertidos, o porque se ganan la vida haciendo  cosas que yo no necesariamente aplaudo. Pero en todo caso son personas que defienden sus propias causas y creen en su propia ley.

-¿Qué le llevó a trabajar con Nicolas Cage?

-Siempre he sido fan acérrimo de Nicolas. A mi modo de ver, es la única estrella del cine americano que ha protagonizado comedias de éxito, ha ganado un Oscar por su trabajo dramático y ha sido un héroe de acción convincente. Y yo quería que aportara a Joe un poco de cada faceta. Además, creo que es algo así como una versión moderna de Robert Mitchum. Posee una tremenda masculinidad y un toque increíblemente oscuro, pero también ingenio y sentido del absurdo y mucho sentido del humor. Para mí es un hombre mágico y misterioso. Si tuviera que escoger a alguien con quien dar la vuelta al mundo, él sería el elegido.

-Después de Joe ya ha completado otra película, Manglehorn, que protagoniza Al Pacino. Hasta que trabajaron con usted, tanto Cage como Pacino llevaban tiempo sin ofrecer buenas interpretaciones en cine. ¿Es casualidad?

-Sí y no. Lo que me interesa de estos actores es que han sido estrellas de cine durante mucho tiempo e inevitablemente han llegado a perder motivación. Y eso es bueno, porque tienen verdaderas ansias de volver a notar mariposas en el estómago, de sentir el entusiasmo que sentían antaño al ponerse frente a la cámara. Pero necesitan un papel que les motive. A menudo un actor alcanza un gran éxito y luego todo el mundo empieza a pedirle que repita una y otra vez lo mismo. Yo he tratado de ayudarles a acordarse del apetito que sentían años atrás.

 indie. ¿Cómo se explica eso?

-A lo largo de su carrera usted ha dado muchas vueltas. Empezó haciendo cine agresivamente independiente, luego se pasó a las comedias gamberras, y recientemente ha vuelto al

-Quiero mirar a mi carrera como lo haría de ser un actor de carácter. Como decía, me gusta probarme nuevos trajes y hacer cosas nuevas. Hay otros directores para quienes lo importante es tener un sello, un estilo autoral. Para mí, hacer películas es, en esencia, como ir a ver películas: no quiero ver la misma cada semana. A veces me apetece rodar un espot publicitario, y no pasa nada. Yo siempre uso la metáfora del gimnasio. De vez en cuando voy a levantar unas pesas y mantenerme en forma y, ¿sabes?, detesto trabajar las piernas. Pero si no las trabajo mi cuerpo quedará descompensado, así que me toca ejercitar los cuádriceps. Mis primeras cuatro películas fueron historias muy dramáticas y después de hacerlas me sentí agotado, necesitaba rodar algo absurdo y divertido. De ahí nació mi interés por la comedia.

-¿Es su método de trabajo cuando trabaja en Hollywood distinto de cuando lo hace de forma independiente?

-Bueno, cuando haces películas que cuestan más dinero tienes que aceptar las reglas del juego, en el sentido de que debes asegurarte de que quienes te apoyan financieramente van a tener posibilidades de recuperar su dinero. Dicho esto, yo hice tres películas de estudio y gocé de un control creativo absoluto. Nunca tuve a nadie lanzándome el aliento al cogote, fisgando en lo que hacía.

¿Significa eso que la culpa por la mala acogida que tuvieron Caballeros, princesas y otras bestias (2011) y El canguro (2011) es toda de usted? 

-Me temo que sí. En todo caso. No me arrepiento en absoluto de esa etapa como director de comedias. Trato de quedarme solo con lo bueno. Por ejemplo, Superfumados se ha ganado un puesto en la cultura pop. Aparece citada en canciones de rap, y ha habido sketches del Saturday Night Live inspirados en ella. Me siento increíblemente honrado.