Curro para siempre

Actores, directores de cine y políticos despiden a Sancho Gracia, derrotado por un cáncer de pulmón

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OLGA PEREDA / Madrid

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Cuándo el médico le confirmó, hace 11 años, el diagnóstico, Sancho Gracia le soltó: «¿Usted le está diciendo a Curro Jiménez que tiene cáncer?» Sí, se lo estaba diciendo. Cáncer de pulmón. El miércoles por la noche, la enfermedad (hace cuatro años se le detectó otro en la vejiga, con metástasis en el cerebro) venció a su cuerpo. Tenía 75 años y un pulmón menos. También tenía tres hijos, Rodrigo, Rodolfo y Félix; una mujer, Noelia Aguirre, con la que estuvo casado 43 años; y una dilatada carrera como actor, director y productor de cine, televisión y teatro. Tenía también una conversación torrencial y una vitalidad arrolladora. «No me cabrea morirme. Me cabrea la posibilidad de dejar la vida», comentó en el 2009.

Los restos mortales de Félix Ángel Sancho Gracia fueron trasladados ayer por la mañana al tanatorio de Tres Cantos (Madrid), donde fueron incinerados. Hasta allí se acercaron muchos compañeros para darle su último adiós. También lo hicieron políticos, como el expresidente del Gobierno Felipe González. Otros, se despidieron de él en la distancia. «Sancho, chatín, espérame en el cielo», comentó desde Santander a la agencia Efe el actor Arturo Fernández. Y otros lo hicieron en las redes sociales. Con solo tres palabras, el cineasta Álex de la Iglesia demostró en Twitter su enorme amor por el actor y el dolor por su pérdida: «Dios mío. Sanchito».

EL EXPRESIDENTE FELIPE GONZÁLEZ / A Sancho Gracia le unía una gran amistad con Adolfo Suárez, al que apoyó en sus primeras elecciones y gracias al que pudo rodar su primera serie,Los camioneros(el expresidente es padrino de su hijo Rodolfo, que, como él, también es actor). Ayer, políticos de derechas e izquierdas arroparon al creador deCurro Jiménez. Uno de los primeros fue Felipe González, que visitó a la familia en el tanatorio, aunque no quiso hacer declaraciones a la prensa. Tampoco quiso hablar con los periodistas, debido a su conmoción, Pilar Bardem. A Sancho Gracia le gustaban mucho más los políticos de la Transición («eran de otra casta», solía decir) que los actuales. Pero igualmente recibió ayer su homenaje.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, envío un telegrama a la esposa, los hijos y la hermana del actor en el que aseguró que sus trabajos «quedarán grabados para siempre en la memoria de todos los españoles».

Hasta el tanatorio se acercó el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, para expresar a la familia «el cariño de todo el Gobierno y todos los españoles» hacia Sancho Gracia. A su lado, el presidente de la academia de Cine, Enrique González Macho, elogió su figura y afirmó que no era de los que se quedaban sentados esperando que sonara el teléfono. «Era muy trabajador y muy buena gente, que también es importante», comentó.

El director de cine Enrique Urbizu, para quien trabajó enCachitoyLa caja 507, le definió como «un gran tipo» mientras que Álvaro de Luna, su inseparable compañero durante sus años mozos enCurro Jiménez, mostró el dolor por la pérdida de su gran amigo, al que dio su último adiós en Madrid, ciudad a la que viajó en coche desde Alicante nada más conocer la triste noticia.

«Pertenecía a una generación de actores que, poco a poco, se nos van marchando. Como Juan Luis Galiardo», comentó también en el tanatorio José Sacristán. A su lado, Lola Herrera hizo hincapié en la vitalidad y jovialidad del televisivo bandolero.

Si hay algo que define a Sancho Gracia, efectivamente, eran sus ganas de hacer cosas. Y una de sus preferidas era gustar a las mujeres. Estaba convencido de que se podía ser «golfo y familiar» al mismo tiempo. Precisamente, Pablo Carbonell echó mano del sentido del humor al asegurar que había ido al tanatorio porque a Sancho Gracia le gustaba mucho mirar el culo de su chica.

EMIGRANTE / Así, entre bromas y elogios, el mundo de la cultura se despidió de un hombre valiente, que con 12 años se metió en un barco, elFormos, camino de Uruguay desde Vigo para buscarse la vida con su madre y su hermana. A pesar de los años, el actor se acordaba perfectamente de la duración de ese viaje: 26 días. Ayer emprendió otro, el definitivo.