CRÓNICA

Conmovedor 'Stabat mater' con Xavier Sabata

El contratenor y Forma Antiqva seducen al Palau con un intenso programa barroco presidido por Händel y Vivaldi

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CÉSAR LÓPEZ ROSELL / BARCELONA

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El sobrecogedor intimismo de la voz ‘a capella’ del contratenor  Xavier Sabata, interpretando ‘Ne timeas Maria’ de Tomás Luis de Victoria, cerró un intenso programa. La velada de Ibercamera del martes en el Palau, iniciada con la explosiva extraversión de la ‘Música para los reales fuegos artificiales’, de Georg Fiedrich Händel, continuó con una primera parte instrumental recreada por la orquesta Forma Antiqva y diseñada con piezas populares del barroco. Pequeñas muestra de Purcell y Telemann y dos fragmentos de la ‘Música acuática’ del citado Händel, que combina movimientos breves con secuencias de danza, cerraron la colorista primera parte.

La formación, que dirige el clavicenista Aarón Zapico, reúne a algunos de los más brillantes músicos españoles especializados en instrumentos de música antigua. Los hermanos del líder del grupo, Daniel (tiorba) y Pablo (guitarra y laúd), son el eje de un equilibrado conjunto musical que se ha consolidado como un referente en este repertorio. Lo demostraron con creces en un inicio con altibajos pero de una indiscutible eficacia a la hora de abordar un muestrario tan significativo de las obras interpretadas. Especialmente brillante, con todos los efectivos en escena como corresponde a una pieza de pretensiones gigantescas, fue la versión de la mencionada música con fuegos de artificio.

MADUREZ INTERPRETATIVA

El bien graduado programa fue decreciendo en efectivos en escena cuando se entró en el terreno de la música sacra presidida por el ‘Stabat mater’ de Vivaldi. En él entró en juego la pulcra, sensible y contenida voz de Sabata. El contratenor catalán, que pasa por un momento de gran madurez interpretativa, volvió a exhibir su enorme expresividad dramática durante la recreación de los nueve apartados que hacen referencia al dolor de una madre velando a su hijo al pie de la cruz, la compasión que generan esos sentimientos y la plegaria de la madre de Dios pidiendo que su hijo interceda por las almas el día del Juicio final.

El lento y melancólico desarrollo del sombrío relato, con solo un allegro en el ‘Amen’ coincidiendo con el luminoso final que invita al consuelo, encajó como anillo al dedo en la vocalidad del artista. Impactante fue también el ‘Pianto della Madonna’ de Giovanni Felice Sances y soberbio el optimista motete ‘Ne timeas María’, dedicado a la Anunciación.