CRÓNICA

The Hole Zero, desigual viaje al pasado

El show revive en el Coliseum el fin de año de 1979 en el Studio 54 de Nueva York con grandes números de circo y éxitos musicales de aquella época

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Marta Cervera / Barcelona

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La tercera entrega de The Hole sigue la línea de los dos shows anteriores: combina buenos números de circo, música, baile, erotismo y cabaret. Quienes no hayan visto nunca este tipo de show se sorprenderán, quienes ya no conozcan tendrán un poco sensación de 'déjà vu' con The Hole Zero. Concebida como una precuela, el guion sitúa al espectadores en la fiesta de fin de años de 1979 celebrada en la famosa discoteca Studio 54 de Nueva York. La música de aquella época anima un show que invita al público a sumergirse en un mundo donde todo es posible, hasta enamorarse de una rata.

La aparición del animal en escena es ya un clásico, por eso extrañó que la veterana vedette del Paral.lel Merche Mar, situada cerca del escenario, se asustara cuando el bicho hizo su aparición junto a La Terremoto de Alcorcón, vivito y coleando en brazos de la maestra de ceremonias el pasado viernes. Su sentido del humor conectó con el público el día del estreno en el Coliseum aunque no será la única presentadora del show pues se alternará con Manu Badenes, que también subió a escena en el último número el día del estreno.

The Hole invita a los espectadores a empaparse del espíritu de liberación y de experimentación de Studio 54, disco que marcó época a la que solían acudir los artistas como Andy Warhol, Liza Minelli, Mick Jagger, Grace Jones, Tina Turner, Freddie Mercury, Truman Capote, Tommy Hilfiger, Faye Dunaway, David Bowie…

Veintiún intérpretes

Los 21 intérpretes de The Hole Zero siguen el guión de Felix Sabroso cuya banda sonora está trufada hits de aquella época.  La fuerza y sensualidad de Rebeka Brown, diva que representa el espíritu de Studio 54 con sus solventes cuerdas vocales contrasta con la desigual capacidad vocal de la mayoría del conjunto al principio del show con himnos como 'Y.M.C.A'  e 'It's raining men', entre otros.

Pero el público flipó con la combinación de fuerza y equilibrio a cargo del Duo Ballance, dos fornidos gimnastas que realizaron un aclamado ejercicio 'hand on hand'. La escenografía era poco discotequera pero el personaje de bola disco (Julio Bellido) animó la fiesta mientras se preparaba la pista para los números de circo, muchos aéreos.

Bailar con zapatillas de ballet sobre la cuerda floja, a varios metros de altura sobre el público de platea, como hizo Eliza Khachatryan a ritmo de 'Lovin'you', un tema azucarado de Minnie Riperton o los equilibrios y figuras de Davide Michelle en un aro volador que llegaba incluso a sobrevolar las primeras filas del primer piso -con sorpresa final- entusiasmaron al público.  La calidad de los números de circo contrastó con la caspa de algunas escenas que se suponían picantes. Faltó chispa en los números con personas del público como voluntarios.

Rueda de la muerte

El número más impactante fue el de la rueda de la muerte. El montaje del aparato técnico de enormes dimensiones ya es de por sí un espectáculo, no solo por la grandiosidad de la estructura metálica necesaria sino por la rapidez de su montaje y desmontaje. William Torres y Andrés Daza protagonizan este gran ejercicio acrobático alto riesgo.          

La noche inaugural La Terremoto de Alcorcón actuó como maestra de ceremonias,  con su 'mini me' particular, un ser diminuto vestido como ella que representa la voz de su conciencia. La pequeña Noelia Pompa, actriz argentina, sorprendió con su desparpajo y su número de baile en un show desigual. 

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